¿Destinar más recursos a educación?,
por Rodrigo Troncoso.
Los principales avances en educación básica y media han sido en materia de cobertura e infraestructura, pero poco ha habido en cuanto a calidad. Los resultados de la prueba SIMCE no muestran mayores mejoras en los últimos 10 años, a pesar de que el gasto público en educación se ha más que duplicado. Las pruebas internacionales PISA y TIMSS ubican a Chile por sobre la mayoría de los países de la región, pero por debajo de todos los de la OCDE, exceptuando México.
Una educación de calidad es un importante instrumento para superar la pobreza, mejorar la igualdad de oportunidades, aumentar la productividad y lograr el desarrollo. Afortunadamente, el debate actual apunta justamente a la necesidad de mejorar la calidad de la educación en Chile. Los efectos de las reformas que se implementen ahora sólo van a dar fruto luego de varios años, por lo que es muy importante que apunten en el sentido correcto y que no sean producto de presiones sectoriales. Lamentablemente, son políticamente más atractivas las medidas que involucran más recursos, sin importar mucho su efectividad.
La evidencia internacional no encuentra mayor relación entre insumos y resultados en educación. El tipo de insumos que se suele considerar incluyen la tasa de alumnos por profesor, la educación, experiencia y salarios de los profesores, el gasto por alumno, entre otros. Así, con frecuencia se habla del bajo gasto en educación o los bajos sueldos de los profesores. Sin embargo, tanto el gasto como los salarios de los docentes respecto al PIB per cápita son similares en Chile a los del resto de la OCDE.
Confundir correlación con causalidad lleva a proponer medidas que parecen acertadas pero que probablemente no lo sean. Aunque los colegios buenos tengan buenos directores, esto no significa que poniendo directores buenos en colegios malos, sin cambiar los incentivos, vaya a cambiar algo. Los colegios buenos también tienen su pintura en mejor estado, pero pintar colegios malos no va a mejorar sus logros.
Los malos resultados son un reflejo de que los incentivos no están bien puestos. Ejemplos claros son la inamovilidad de profesores y directores. Los colegios no ganan prácticamente nada si logran mejorar su SIMCE unos cuantos puntos. Pero si tuvieran incentivos para hacerlo, no tendríamos que preocuparnos de evaluar profesores ni de cómo el colegio organiza sus recursos. Profesores y directores saben quiénes hacen mal sus clases, más allá de lo que digan las mediciones.