sábado, diciembre 19, 2009

Tiempos de paz, por David Gallagher.

Tiempos de paz,

por David Gallagher.

Vengo llegando del cuarto cumpleaños de Sebastián. No el del candidato, sino el de mi nieto. Había una bruja que se robó tres animalitos, pero los rescató el león. La bruja asustó un poco a los niños, pero Sebastián los calmó, cuando la acusó de ser un mero títere.

El cumpleaños me puso en sintonía con esta temporada navideña en que estamos entrando, en que todos nos volcamos a quehaceres privados, quehaceres de familia, buscando la paz y el descanso. Pienso que si quieren prosperar los candidatos presidenciales, también tienen que ponerse en sintonía con ese espíritu de Pascua.

Por eso me sorprendieron Frei y Carolina Tohá el lunes. Frente a la imagen de La Moneda que se usa para hacer anuncios oficiales, la Tohá, con voz dura y expresión de asco, anunció, con Frei a su lado, una guerra de fin de mundo contra “la derecha”, y contra los “negocios” de Piñera, como si un negocio fuera una cosa sucia, como si el país pudiera existir sin negocios y, por tanto, sin empleo, sin producción, sin impuestos. Qué lejos estamos, pensé, de los tiempos de Aylwin, cuando se consolidó la economía de mercado en Chile. Qué lejos de marzo de 1994, cuando algunos amigos de Frei, sin miedo a mezclar negocios con política, invitaron a muchos influyentes empresarios extranjeros para acompañarlo en la transmisión del mando.

Mientras tanto, el comando de Frei hace cuentas alegres con los votos. Que si se suman los de ellos con los de Marco y Arrate, dicen, se da una inmensa mayoría “progresista”. Que como Marco y Arrate vienen de la Concertación, sigue intacta la “mayoría cultural” de ésta. Sin embargo, todos sabemos lo duro que fue Marco con la Concertación, por lo que también se podría decir que hay en Chile una contundente mayoría contraria a ésta y a favor del cambio. La verdad es que ni eso es tan así. Los votantes chilenos ya no están rígidamente aferrados a una tribu o a un partido o a una cultura. Son individuos que analizan los temas en sus méritos. El genio de Marco fue el de entender este nuevo Chile de gente libre y abierta de mente. Increíble que la Concertación no lo entienda, ya que es su obra. Ciega a su propia creación, insiste en la lógica del “Sí” y del “No”.

El éxito de la Concertación durante los últimos 20 años se debió a tres factores. El capital moral que le dio su heroica oposición a Pinochet; el haber reunido a dos de los antiguos tres tercios, y el haber realizado buenos gobiernos, sin hacerle caso a su minoría autoflagelante, opuesta al mercado y a los “negocios”. Los tres factores han perdido peso. La oposición a Pinochet es cada vez más lejana. Por eso mismo, el tercio del centro ya no tiene el deber moral de aliarse con la izquierda. En cuanto a los buenos gobiernos, somos muchos los que los apreciamos, pero pensamos que 20 años es demasiado, que a otros les toca, y que Piñera es bastante más inteligente, por decir lo menos, que su contrincante.

La elección del domingo fue un hito en la historia del país, porque la Concertación perdió su “mayoría cultural”. Todo hace pensar que ahora se está gestando una mayoría cultural alternativa: la del emprendimiento, la libertad, la inclusión y la pluralidad, con una protección social de siglo veintiuno, que nos permita no sólo depender, sino también superarnos.

La candidatura de Marco hizo posible que muchos dieran un paso hacia esa nueva mayoría, sin culpa. En la segunda vuelta, muchos de ellos harán la transición definitiva, permitiéndose votar por un candidato de “derecha”, justo porque ya votaron por Marco. Cabe que ahora la Coalición por el Cambio se abra y abra, para acogerlos y para que se sientan cómodos, como en casa.

jueves, diciembre 17, 2009

Columna funeraria.

Muertos y adobes,

por Gonzalo Rojas Sánchez.


Se pone la atención en los que llegan al Parlamento, porque obviamente les tocará una tarea destacada y exigente.


Pero no se debe olvidar a los que se van, porque pesa sobre ellos la atracción del vacío, la que puede llevarlos a las más variadas reacciones.


Por una parte, Enríquez-Ominami enfrenta la más triste de las realidades: tiene un capital del 20%, no quiere comprometerlo para el 17 de enero y, cuando quiera invertirlo a mediados del 2010, se le habrá diluido como nieve de octubre. Sin parlamentarios, sin partidos, sin prensa, bye, bye, boy, a pesar de sus arrebatos.


Por otra, Adolfo: aunque sólo sean tres sus parlamentarios, puede articularlos para que se constituyan en minoría decisiva. Para eso, debe evitar que la tentación democristiana que revivirá en ellos se convierta en pecado. Sin senaturía, su posición es mucho más precaria, pero con trabajo podría hacer del PRI una fuerza equivalente al PC y al PRSD. No es poco, pero para lograrlo deberá esforzarse mucho.


Gazmuri y Naranjo sí que lo van a pasar mal si no encuentran su lugar adecuado. Quizás trabajen como enlaces con los comunistas, ya que para muchos PS su propia baja y la llegada de los hermanos separados al parlamento es una oportunidad de pololeo que difícilmente dejarán pasar. Por algo Arrate ya recorrió ese camino.


A su vez, Alvarez y Forni, con 20 y más años de guzmanismo a su haber, debieran comprender que la elección perdida, puede ser batalla ganada si en vez de dedicarse a la actividad privada, vuelcan toda su experiencia y vitalidad, toda su excelencia y generosidad, a formar a jóvenes que los admiran y que quieren imitar sus compromisos.


Ninguno está muerto, a ninguno sólo le queda cargar adobes.


martes, diciembre 15, 2009

UN MERO TRÁMITE, PERO...

UN MERO TRÁMITE, PERO...por Matías Carozzi.

Bien chilenas y chilenos, concluimos la primera (y con seguridad la segunda) etapa de esta aventura presidencial y salvo por las vergonzosas papeletas marcadas previamente a favor de Eduardo Frei en Santiago, Concepción y Los Ángeles, irregularidad que sería prudente investigue a fondo el Ministerio del Interior para, ojalá, despejar las sospechas de otros casos en más ciudades del país, podemos coincidir que el los comicios se desarrollaron serena y civilizadamente.

Ahora bien, sacando del análisis los discursos de ganadores y perdedores, lo cierto es que desde hoy el desconsuelo se toma hasta el último rincón del Gobierno y por cierto el entusiasmo de Eduardo Frei y sus seguidores. Y es que la votación obtenida por el candidato oficialista y, sobre todo, la ventaja de 15 puntos que Sebastián Piñera le sacó al Senador DC hacen improbable (por no decir imposible) que en tan poco tiempo el oficialismo remonte dichos números. Recuerden que la segunda vuelta además será mutilada por las fiestas de Navidad y Año Nuevo, es decir, muchos electores estarán “en otra” y no verán con simpatía que se les invada sus celebraciones.

El dato de que uno de cada cuatro chilenos se quedó huérfano de candidato es muy interesante y será fascinante verificar los esfuerzos que desplieguen los comandos para atraer a los desamparados electores. Pero ojo, a modo de advertencia, sería bueno que dichas acciones consideren un análisis minucioso porque pretender decir que ellos se trasladarán así sin más berrinche a apoyar a Piñera o Frei en la segunda vuelta es no comprender el mensaje que transmitieron con fuerza los ciudadanos: Más del 20% de los electores no ven como única alternativa sumarse sumisamente a uno u otro bloque político.

Marco Enríquez-Ominami, además de sentirse con razón satisfecho por lo alcanzado, tiene una enorme responsabilidad en sus manos. El formidable apoyo obtenido lo deja en una muy buena posición para liderar su anunciada “nueva mayoría” y transformarla en una fuerza política influyente. Aquella responsabilidad (o misión) me hace suponer que, por lo menos en esta oportunidad, es muy poco probable que salga “en persona” a apoyar a Eduardo Frei en la segunda vuelta. Por lo tanto, la respuesta de a quién beneficiarán esos votos tengo la sensación que será aclarada por el silencio de MEO, dando libertad de acción a sus adherentes. Por lo tanto serán los propios atrevimientos de Piñera y Frei los llamados a ver la mejor forma de pololear con ese electorado.

La baja en la votación de la centro derecha se justifica por la dispersión que provocó Enríquez. Aquel 48,64% alcanzado por la dupla Piñera-Lavín en el 2005 no se alcanzó en esta oportunidad y esa baja será utilizada por el oficialismo como pretexto para polarizar al país, opción que creo será en definitiva la estrategia de Eduardo Frei para mejorar los números en el balotaje. Erróneamente la Concertación y el Gobierno serán tentados por revivir aquellas arengas de los ochenta, pero si aceptan sugerencias, creo que cometerán una equivocación porque se sabe que dichos embrujos ya no son relevantes para los electores, sus intereses y sueños. Durante la primera vuelta se intentó por todos los medios manipular a la opinión pública con temas como los derechos humanos, el binominal, Pinochet, la pildorita para después de aquello, etc, etc, etc. no tuvieron los resultados que esperaban. ¿O si?.

Por otra parte, por más que el Juntos podemos alcanzó el objetivo de elegir representante en el Congreso, la votación de Jorge Arrate es marginal en terminos de volumen. Si, es buena la votación alcanzada, pero dada la brecha que alcanzó Sebastián Piñera, tan sólo 6 puntos bastarán para que la Alianza llegue a la Moneda. Otro intento con resultados inciertos serán los refuerzos en el comando de Frei. La incorporación de los Ministros Carolina Tohá, Sergio Bitar y (eventualmente) Andrés Velasco beneficiarán a Sebastián Piñera y es que es obvio que después de anunciar aquello la Alianza reforzará la idea de que aquellos que votaron por Marco Enríquez-Ominami buscaron en él un cambio de actitud, que dichas incorporaciones sólo demostrarán que el oficialismo no tiene la voluntad de modificar su acción y que Piñera es el único que representa ese anhelo.

Los mensajes e invitaciones del piñerismo ya comenzaron. La sutileza de dichas invitaciones serán vitales para el éxito electoral de la Colación por el Cambio. Asimismo, Piñera tendrá que convencer a algunos de no salir de vacaciones y evitar los inminentes ruidos que generarán los roces entre parlamentarios electos y derrotados. Son varios los emblemáticos de la UDI que se perdieron y tratarlos con cariño será una labor prudente de parte del candidato aliancista. A Andrés Zaldivar y el PRI habrá que entregarles un espacio destacado y finalmente, no mirar en menos al adversario. El pánico que sienten en La Moneda será un feroz estimulante durante el balotaje. ¿Vacaciones?. No señor, todos a la calle y vamos comprando sacos de anfetaminas para que no se note la depresión.