viernes, marzo 09, 2007

17 años de una vergonzosa e inútil partidocracia concertacionista.

(Para ampliar la imagen solamente pinchela)
Posiblemente la mayoría de los chilenos no se ha dado cuenta de que mañana cumplimos 17 años, el mismo período que estuvo el Gobierno Militar, de presunta democracia “concertacionista”. Lamentablemente para los más humildes y las clases medias han sido pauperizadas, la “partidocracia” ha asfixiado al gobierno del, por y para el pueblo, para reemplazarla por una especie de monarquía constitucional.

Cuatro gobiernos, del mismo signo, se han sucedido, dejando a su paso solo una estela de incapacidad, deshonestidad, incumplimiento de las promesas, y un permanente “jugar” con las necesidades de los más humildes. La insatisfacción popular ya se puede palpar a simple vista, el engaño permanente simplemente no resulta.

Consideramos que el Domingo Chile no tiene muchos motivos para celebrar con la coalición oficialista. Han sido 17 años de voladores de luces, de ofertas irrealizables, de profundización de la inmensa brecha que separa a los más ricos de los más pobres, y un cúmulo de políticas muy bien publicitadas y marqueteadas, pero que como resultado final solo han tenido la dificultación de la vida a la ciudadanía.

La última gracia del conglomerado gobernante, ha sido la implementación, muy deficiente por cierto, del deficiente plan de Lagos para cambiar el sistema de transporte público en la capital. El resultado ha sido el que cabía esperar, un fracaso que ha dañado de manera irreparable la calidad de vida de las víctimas.

Negociados, sobresueldos, coimas, propuestas amañadas, malversaciones de fondos, desfalcos al erario nacional, pésima administración, favorecimiento de los amigos por sobre los intereses nacionales y anteponiendo sus intereses personales a los de aquellos que tienen méritos, designaciones por cuoteos vergonzosos, son el resultado de la administración concertacionista, que tiene un lindo discurso, pero ha demostrado escasa capacidad realizadora.

No existe ámbito alguno en que los resultados no sean algo más que deficientes, pero la gota que rebalsa el vaso es sin duda el Transantiago, donde han sido pisoteados los derechos humanos de millones de compatriotas, que reciben trato de animales, mancillada la dignidad de la mujer, a la que se ha sometido a vejámenes increíbles, la infancia marginada del sistema, por simple asfixia, los estudiantes y trabajadores segregados al impedírseles, por falta de espacio, llevar sus elementos de trabajo o de sus labores estudiantiles. No basta con las sonrisas ni declaraciones bombásticas de la mandatario, es preciso recurrir a los técnicos en la materia, cambiando de paso a secretarios de estado incapaces y asesores inútiles.

Insistimos en que necesitamos gobiernos “puertas adentro”, sobre todo después de cuatro administraciones que han prometido soluciones “concretas”, no han cumplido y además se han dedicado a viajar por el mundo. Chile necesita gobernantes “presentes”, de esos que no esconden la cabeza ante los problemas, con capacidad de resolución y conocimientos de la problemática nacional. No basta con palabras “llegadoras” o tonos sensibleros, con culpar siempre a otros, con explicaciones para todo, ni tampoco con caras sonrientes.
Hechos y no palabras, eso es lo que requiere el país.


jueves, marzo 08, 2007

Esa blanca mediocridad, por Gonzalo Rojas Sánchez.



En la foto: Don Gonzalo Rojas Sánchez, rodeado de un grupo de jovenes a los que da clases de doctrina y prepara valoricamente.)
Si Patricio Navia las emprendió contra Dávalos Bachelet y Carlos Peña trituró a Lagos Weber, la cosa debe ser muy seria. Estamos en presencia de dos columnistas reputados y con adn concertacionista.
La selección de aquellos caballeros de apellidos presidenciales para un cargo y una beca de alta cualificación, ¿configura simplemente un par de casos más de corrupción? No; probablemente sería injusto calificar así el apitutamiento de ambos delfines. Bastaría, eso sí, con decir algo formalmente más blando, pero también más terrible en el fondo: ambos casos son ejemplos de mediocridad, de la simple mediocridad; una blanca palidez, una blanca mediocridad.
Hay situaciones muy graves en la vida de los humanos y más aún si están, si estamos, en la plaza pública, pero nada es peor que esa tibieza que será vomitada por la boca todopoderosa al final de los tiempos, y que ya produce nauseas en los ciudadanos comunes y corrientes, hayan leído o no el Apocalipsis. Esa blanca palidez, esa blanca mediocridad.
Blanca, porque se viste con ropajes de pureza ideológica y profesional. Porque si se es hijo de los presidentes alguna vez supuestamente perseguidos, sin duda que los delfines creen ser capaces de proyectar la imagen de limpieza que se autoadjudican quienes se opusieron a Pinochet, desde Alemania Oriental o directamente en Chile. Un Dávalos Bachelet, un Lagos Weber, a pesar de su comprobada palidez intelectual, creen ser dignos de blancas vestes en el Olimpo funcionario. Sus padres les abrieron el camino, pero en sus trayectorias personales no hay más que blanca mediocridad; desgraciadamente para ellos, la estela quedó y pudo ser rastreada.
La mediocridad es un atentado sutil pero directo a los derechos humanos. Estos señores -y quizás cuántos más, cuyos méritos de cuna concertacionista se han impuesto sobre toda cualificación intelectual- administran dineros, procedimientos, nombramientos e imágenes; influyen así decisivamente en las vidas de cientos de miles de chilenos; uno de ellos, bastante poco, porque es asesor de no se sabe qué; el otro, más, porque es ministro con pantalla abierta. Pero uno y otro, ¿pueden desde su blanca mediocridad beneficiar a sus compatriotas o los están dañando seriamente con cada una de sus actuaciones?
Los derechos humanos se asociaron siempre en la retórica de la izquierda a la integridad física de sus activistas y terroristas; desde la otra vereda se defendió habitualmente un concepto mucho más integral, en el que el descenso de la mortalidad infantil, el acceso al alcantarillado en las poblaciones, la cobertura educacional y la protección de la familia se consideraban coordenadas básicas de los auténticos derechos humanos del chileno de a pie, del ciudadano sin metralletas ni bombas.
Casi 30 años atrás, en 1978, Miguel Kast era nombrado Director de Odeplán. Con la excelencia que lo caracterizaba, llamaba a su lado a los más destacados profesionales jóvenes del momento. Los Lavín, los Larroulet, los Astoreca y tantos otros, lo tenían todo para llenarse los bolsillos en la actividad privada. Lo tenían todo también para un servicio público al más alto nivel; carecían de esa blanca palidez de la mediocridad.
Qué contraste.
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Nuestra Presidente Señorita Bachelet insiste en hacer declaraciones bombásticas, poniendo plazos y recurriendo al sentimentalismo para ocultar las ineficiencias e incapacidades de su administración.

Creemos que la mandatario debe dedicarse a trabajar más, rodearse de personas con conocimientos y realizar de inmediato los cambios que permitan que su gabinete quede conformado por personas con conocimientos de los negocios públicos.

Ha llegado la hora de que nuestras autoridades utilicen menos los eslóganes, las promesas vacías y se dediquen a realizar. Chile quiere más hechos y menos palabras.

Esperamos que la desastrosa implementación del Transantiago, con sus secuelas de destrucción de la familia, degradación de las condiciones de vida ciudadanas y pisoteo de los más elementales derechos humanos decida a la gobernante a trabajar seriamente por solucionar los problemas de los chilenos, proporcionar las condiciones para un desarrollo con equidad y se decida a llamar a los mejores a la administración, sin el vergonzoso cuoteo político.

La cabeza de Gobierno simplemente nos ha decepcionado, no ha mostrado ni los conocimientos ni el liderazgo que nos ofreció durante la campaña electoral, a pesar de haber desperdiciado el 25% de su mandato, esperamos, todavía, que tenga algo mejor que mostrarnos.

miércoles, marzo 07, 2007

¿Hay algo peor que el socialismo?, por Hermógenes Perez de Arce




Siempre le reconocí al gobierno de Ricardo I al menos un mérito: yo creía que iba a ser peor. Pero ahora, viendo su legado del Transantiago, del tren al sur que no funciona, de Chiledeportes, de la segunda pista de Pudahuel y las costosas repavimentaciones que es preciso rehacer antes del año, concluyo que, en realidad, fue como yo pensaba.

La gente cree que el Transantiago se puede arreglar, pero no se va a arreglar. ¿Leyó la entrevista a José Yuraszeck, en un semanario reciente? Léala. "It's all there", "ahí está todo", como me dijo Margaret Thatcher, hablando de "Camino de servidumbre", de Hayek.

Yuraszeck trabajó dentro del Transantiago para participar en la licitación y conoce el tema. Pero se retiró a tiempo. "Preferí hacer la pérdida", dice, y añade que fue "una de las mejores decisiones que he tomado en el último tiempo".

El Plan tiene un déficit operacional de 250 millones de dólares anuales. ¿Quién cree usted que lo va a pagar? Adivinó: usted. ¿Sabía que el 40 por ciento de los denigrados buses amarillos sigue operando, repintado? ¿Sabía que para hacer circular en forma expedita a los buses del Plan se requería invertir 200 millones de dólares en mejoramiento de vías, pero eso se desechó y se optó por invertir dos mil millones en extender el Metro? Gastaron 10 veces más y echaron a perder el Transantiago y el Metro juntos. Este último está parcialmente colapsado. Hay estaciones que deben cerrar ante la plétora. No se puede viajar con un mínimo de decencia, pues van seis personas por metro cuadrado.

Bajo el antiguo sistema, subdesarrollado y todo, había algo de libertad, es decir, de mercado, si bien estaba regulado al extremo. Ocho mil buses trasladaban a la gente pobre más rápido, con una tarifa baja (en todas partes es de más de 500 pesos) y autofinanciándose. Los genios socialistas pretenden lo mismo con poco más de cinco mil buses que son más lentos. Antes, los recorridos nacían de las necesidades de los usuarios. El Plan socialista "sabía mejor" y los reemplazó. Hoy, el 40 por ciento de la gente camina más y se demora más. Sólo el 15 por ciento se demora menos. Los más pobres deben levantarse más temprano, viajar más tiempo, más incómodos. Y regresan a acostarse más tarde y dormir menos.

¿Hay algo peor que el socialismo? Por supuesto. Más socialismo. Y viene todavía más. Chile era cuarto en el ranking mundial de competitividad minera. Lagos las emprendió contra la minería privada y le cambió las reglas, aumentándole la tributación. Chile bajó al lugar 27 en el ranking. Los inversionistas prefieren otros países donde respetan las reglas. ¿Y leyó que el ministro Andrade, socialista extremo, se incorpora por decisión de la Presidenta al Comité Económico de Ministros? Es que ella también es socialista extrema. Incluso comenzó siendo extra-Concertación, del PAIS de Luís Maira y del Partido Comunista, hace 17 años. Entonces, que el moderado Andrés Velasco, de Hacienda, vaya poniendo sus barbas en remojo. Viene más socialismo a la economía. ¿Y vio la embestida del diario de Gobierno contra las AFP, por incrementar sus utilidades en 2006? Si no hay pérdidas, quiere decir que no hay suficiente socialismo. Que las AFP también pongan sus barbas en remojo.

Cuando digo estas cosas, me descalifican. Argumentan que sólo critico y no aporto soluciones. Por supuesto que tengo soluciones: menos socialismo, menos regulaciones, más mercado, más libertad de elegir y de emprender. Y también tengo la solución óptima: que se vayan del Gobierno. Todos. Y cuanto antes. Pero no la veo venir.


Nota de la redacción: Don Hermógenes Perez de Arce es un excelente abogado, una pluma privilegiada del periodismo, un profesor universitario de categoría, un tribuno de fuste. Este artículo fue tomado de Diario El Mercurio.


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MAÑANA LLEVAREMOS UN EXCELENTE ARTICULO DE DON GONZALO ROJAS SANCHEZ.

martes, marzo 06, 2007

Chilenos comienzan a demostrar inquietud.




















El pueblo chileno ya comienza a mostrar inquietud, de repente con reacciones violentas, ante la permanente incapacidad de los gobernantes, la escasa autocrítica de sus militantes, la absoluta falta de respeto a la ciudadanía, el incumplimiento permanente de las ofertas realizadas en los períodos electorales y sobre todo por los argumentos falsarios que se utilizan para manipular al país.

Un ejemplo sorprendente es el de Transantiago, mientras la población, en forma bastante mayoritaria, se queja de las ineficiencias del servicio, la innegable falta de buses, los recorridos mal estructurados, la incomodidad con que deben desplazarse, la evidente falta de infraestructura, el hacinamiento a que son cometidos en máquinas incómodas, además del evidente colapso del Ferrocarril metropolitano, las autoridades buscan “explicaciones” y culpables para su indiscutible incapacidad para implementar bien el plan, la temeraria decisión de poner en práctica un sistema que no contaba con la infraestructura mínima necesaria, como las vías segregadas, los paraderos indispensables o los terminales imprescindibles, ni hablar de las estaciones de trasbordo. Las “chuscas” respuestas de que el metro no está saturado, sino que mejor aprovechado, se contraponen con las peticiones de subsidio que han realizado y con la situación inhumana que deben sufrir los pasajeros.

Con vergüenza la ciudadanía está constatando que la respuesta a toda la improvisación, falta de planificación, y evidente inhabilidad que han demostrado los técnicos del oficialismo, se recurra al “barato” argumento de que el sistema lleva solo un mes funcionando, que la gente debe acostumbrarse al plan y, como broche de oro, que las críticas son sólo actos de destrucción.

Nos parece que están mirando la situación desde la comodidad de sus escritorios, sin tener la desgracia de tener que sufrir las vejaciones que debe soportar el resto de la población. Pensamos que lo único destructivo que se ve en el horizonte es el extremo mesianismo con que están actuando las autoridades, y por cierto algunos cipayos y corifeos que les aplauden, la nula autocrítica con que están actuando y la manera torpe con que fomentan la disolución de lo que queda de la familia.

La democracia, que al parecer no entienden, no consiste en que la ciudadanía sólo aplauda los actos oficiales, que sin duda convierten a algunos en despreciables seres que dicen a todo que si, los famosos yes man. Los chilenos, garantizado por la Constitución del 80, tenemos el derecho-deber de exigir a las autoridades que cumplan bien sus funciones, sin olvidar que son sólo empleados de la ciudadanía que les paga excelentes remuneraciones a costa de un inmenso sacrificio. Lamentablemente nuestros gobernantes tienen visiones absolutamente autocráticas, antidemocráticas por cierto, y no aceptan ni su errores ni tan siquiera la posibilidad de que la visión de los “súbditos” pueda tener algo de razón.

Cálculos conservadores indican que las inversiones necesarias para que funcione el sistema ascienden a lo menos a 200 millones de dólares.

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Como para taparle la boca a un gobierno incapaz, la UDI planteó 12 medidas técnicas para solucionar los problemas que Transantiago está produciendo en una ciudadanía ya demasiado sufrida, por considerarlas de utilidad pública, reproducimos las propuestas del Partido opositor:

1.- Verificar el cumplimiento de los contratos de concesión que componen el sistema.2.- Revisar y reformular los objetivos del plan en términos de lograr un menor “costo total” para los usuarios.3.- Construir la infraestructura necesaria (y ofrecida) para el adecuado funcionamiento del sistema.4.- Exigiremos revisar los supuestos que sustentaron los modelos de diseño del plan.Medidas concretas que se proponen:1) Rediseñar la malla de alimentadores para que éstos pasen cerca de los lugares de mayor demanda en cada zona: hospitales, colegios, servicios públicos, etc.2) Establecer recorridos que cubran en forma equitativa todos los sectores de la capital y no darle preferencia automáticamente a aquellos con mayor densidad de población. En aquellas zonas populares donde no sea rentable operar a una mayor frecuencia, el Estado podría subsidiar el servicio.3) Aumentar frecuencias nocturnas y asegurar servicios hasta por lo menos la 1 a.m.4) Extender algunas líneas troncales o crear nuevas, de acuerdo a la evaluación que se haga del nivel de satisfacción a las necesidades de la población.5) Aumentar el horario del Metro con apertura a las 6:00 am y cierre a las 12:00 am. Extender e incentivar la utilización de buses clones del Metro para cubrir el exceso de demanda.
6) Habilitar zonas pagas en los puntos de mayor aglomeración para hacer más rápida la validación y el ingreso al bus. Idealmente extender este sistema a todos los paraderos importantes.7) Construir como mínimo las 36 estaciones de trasbordo prometidas, las cuales no debieran ser sólo un paradero de mayores dimensiones sino que un sistema inteligente para realizar el cambio de bus en el menor tiempo posible.8) Las estaciones de trasbordo y las zonas pagas deben ser techadas.9) Crear vías exclusivas o segregadas para la circulación expedita de los buses y de esta manera recuperar el tiempo perdido en los transbordos.10) Exigir la instalación y operación de los sistemas de ubicación de los buses (GPS), de comunicación con los conductores y del centro de operaciones del sistema, sin los cuales se hace imposible una adecuada gestión de la flota.11) Completar el sistema de información a los pasajeros. En los paraderos no se encuentra la información mínima necesaria para usar el sistema.12) Revisar los supuestos y estudios que sustentaron el modelo del Transantiago. A juzgar por lo errores cometidos se contó con información incompleta o añeja.

Por su parte, Sebastián Piñera. Líder de Renovación Nacional conminó L Gobierno a reconocer el fracaso, dejar de tratar de justificar lo injustificable, e invertir los 200 millones de dólares necesarios para completar la infraestructura faltante.




Viajar en Metro, un suplicio.



Hasta hace solo unas semanas el Metro de Santiago era un lujo por lo limpio y la comodidad que brindaba a las pasajeros...pero eso ya es una historia del pasado.
Todos los que necesitaban este servicio de movilización podían utilizarlo, sino de manera cómoda al menos de manera digna, las mujeres podía subir con sus retoños, sin que estos se asfixiaran ni que ellas fueran manoseadas de manera grosera. Los ancianos y gentes de la tercera edad podían utilizarlo para hacer sus gestiones personales y/o llegar expeditamente a los consultorios médicos. Los estudiantes podía realizar sus traslados portando sus abultadas mochilas o bolsones repletos de útiles escolares. Los universitarios podía hasta portar su maquetas o equipamiento profesional. Todos podíamos viajar con la sensación de hacerlo en un medio seguro.

Lamentablemente esta situación ha cambiado drásticamente con la entada en funciones del Transantiago, que simplemente ha desbaratado todo el sistema de movilización colectiva de la Capital.

Hacer los recorridos habituales en el Metro se ha transformado en una difícil labor, en la que pueden abordar los carros solamente aquellos que tienen más fuerza o aquellos que son empujados por la masa humana al interior de los vagones. Los viajes se han transformado en excepcionalmente incómodos, el calor de la aglomeración se hace insoportable, es imposible ingresar a los trenes con pequeños, o con algún material de trabajo o una mochila. Los cartereos y robos se han multiplicado a noveles inmedibles. La gente ya no viaja ni tranquila ni cómoda.

La sensación mayoritaria es la de haber dejado de ser tratados como seres humanos para pasar a tener un trato muy similar al del ganado que es conducido al matadero.
Creemos que es lamentable, pero si hasta hemos comenzado a echar de menos a las micros amarillear, que aunque sucias, al menos tenía recorridos por donde la gente los necesitaba y frecuencias acorde con las necesidades.

Ninguna de las promesas del laguismo, desde la de viajar más cómodos y con dignidad, hasta la de acortar los viajes para mejorar la vida de los trabajadores. se han cumplido. El cambio del sistema de movilización colectiva solo fue una engañifa destinada a mantener, al menos por otro periodo, a la pandilla que se ha dedicado a saquear el erario nacional.

Es de esperar que en las siguientes elecciones recordemos estos incidentes, así como la incapacidad permanente y la corruptela generalizada, provocando al conglomerado oficialista una verdadera paliza, utilizando el doloroso garrote de nuestros votos.

domingo, marzo 04, 2007

Denuncia a Lagos, deber patriótico.


Hace casi un año publicamos en www.reaccionchilena.cl un artículo sobre la partida de Ricardo Lagos, a quién desde todos los sectores se ensalzaba desmedidamente, inclusive desde los partidos y prensa opositora. Por considerar que es de plena vigencia, en especial ahora que las encuestas demuestran que los chilenos estamos entendiendo que la “burbuja” publicitaria que lo rodeó era sólo una mentira destinada a perpetuarse en el poder, reproducimos sin cambio alguno la publicación referida, a la que además no haremos ningún comentario.

Se van sin pena ni gloria


El 11 de Marzo, al dejar las funciones de presidente de la República, Ricardo Lagos podrá decir muchas cosas, pero no cabe duda alguna de que no podrá decir que ha dejado una "misión cumplida", a no ser que sus designios hayan sido totalmente contrarios a lo que ofreció a la ciudadanía en su programa de Gobierno.

Deja un país con la misma cantidad de desempleado que cuándo asumió hace seis años, pero con un gigantesco crecimiento de la gente que vive con el miserable salario mínimo y con una precariedad del empleo bastante mas alta que la que encontró. La distribución de los ingresos ha sido claramente regresiva, resultando beneficiados con el accionar de su administración solamente las grandes empresas y grupos muy cercanos al gobernante.

Las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) simplemente han desaparecido por una burocracia ineficiente y la asfixia provocada por políticas que solo se han preocupado de la macroeconomía, que está muy bien, pero descuidando desaprensivamente la microeconomía, lo que hace que la gente este cada vez peor.

La delincuencia casi se ha duplicado en su administración, a pesar de ingentes inversiones en ambas policías, las que aparentemente solo han sido utilizadas para dotar a estas entidades de equipos para la represión de la ciudadanía que reclama sus derechos.

Los programas sociales, en lo que se han gastado fortunas, han resultado bastante deficientes, ya sea porque los dineros quedan "enredados" en el camino o porque simplemente han sido utilizados con fines partidarios.

La educación primaria y secundaria ha mantenido, o mas bien aumentado, su serio déficit en la calidad de ella, postergando de manera seria las posibilidades de desarrollo del país, a pesar de haber mas que triplicado su presupuesto. La educación universitaria solo ha aumentado las plazas para la creación de cesantes ilustrados, endeudando a los estudiantes y sus familias de por vida.

La salud sigue siendo una vergüenza nacional, a pesar de que se le ha insuflado enormes cantidades de recursos.

La vivienda ha privilegiado la cantidad sobre la calidad, teniendo como resultado la necesidad de demoler miles de viviendas, a un altísimo costo, y la gente mas humilde del país viviendo en condiciones paupérrimas.

Las relaciones exteriores, que se presentan como uno de sus éxitos, han logrado tenernos absolutamente alejados de nuestros hermanos latinoamericanos y con serios conflictos con nuestros únicos tres vecinos.

La defensa del medio ambiente ha sido un grosero chiste, pues en cada oportunidad se han modificado los parámetros a fin de favorecer a las grandes compañías internacionales o a los colosos nacionales.

Pensamos que Lagos se va del Gobierno dejando una muy mala impronta y si esta no es percibida por la opinión pública se debe a la culpabilidad, casi criminal, de una oposición obsecuente y de una prensa que se ha prestado de manera miserable a tapar los escándalos y la corruptela que se ha instalado en las mas altas esferas nacionales.

Se va en 12 días y la verdad es que no lo echaremos de menos, aunque estaremos felices de la llegada de nuevos payasos, sin afán de ofender a tan sufrido gremio, que pretenderán seguir engañándonos. Tendremos la suerte de no ver mas la soberbia de Lagos, la prepotencia y verborrea de Vidal y ni tampoco la antipática estupidez de Puccio.