miércoles, octubre 10, 2012

DESVERGONZADO FRAUDE EN VENEZUELA











DESVERGONZADO FRAUDE EN VENEZUELA,
por Alejandro Russell O’Kuinghttonss.


Para los que estamos acostumbrados a vivir en una democracia limpia y transparente, donde los votos se cuentan uno a uno, en un acto público y con apoderados de las distintas tendencias; donde se confeccionan públicamente actas por cada mesa al final del proceso y donde todos los conglomerados políticos pueden llevar sus propios registros de lo que ocurre minuto a minuto; donde la prensa informa permanentemente lo que se está desarrollando e incluso la televisión con todos sus canales transmiten en directo la apertura y lectura de votos… el acto electoral que ayer observamos en Venezuela es una soberana vergüenza.



Por primera vez en años TODAS las encuestas daban por ganador al candidato opositor, Henrique Capriles. El ambiente en todos los rincones de Venezuela mostraba un ansia de cambio, tras catorce duros años de dictadura marxista. La inmensa mayoría de los venezolanos confió en que por fin se liberarían de un Gobernante corrupto, prepotente, ordinario, malévolo; que despilfarra la hacienda pública sometiendo a una verdadera esclavitud a la inmensa mayoría que lo rechaza, y que pisoteando a su propio pueblo da sustento a los pocos escollos comunistas que subsisten, como Cuba, y a otros haraganes del fenecido marxismo como Evo Morales, la señora K y otros.



El problema es que el pueblo venezolano no sabe qué significa la palabra democracia, no sabe de actos electorales limpios y transparentes. Y a tal extremo que se someten a los veredictos del fraude y la mentira permitiendo ilusamente que el peor tirano de su historia los pisotee y subyugue sin respetar sus reales derechos. Hasta el propio líder opositor, Henrique Capriles se sometió vergonzosamente, admitiendo una derrota fabricada entre cuatro paredes, sin exigir limpieza y la intervención debida de los tantos observadores que llegaron al país a ver los resultados por televisión, sin controlar el acto como se debiera.



Insisto, para los que estamos acostumbrados a la democracia limpia, lo que observamos el domingo fue una infamia gravísima a los derechos de todo un pueblo.



El sistema eleccionario venezolano manejado en forma cerrada por un “Consejo Nacional Electoral”, de dudosa independencia, que recibe computacionalmente los votos electrónicos que la ciudadanía está emitiendo; no deja de ser sucio y antidemocrático. La gente vota en un computador y su opción automáticamente va al Consejo mencionado, luego le entregan un comprobante que no es un voto porque no figura en él los nombres de los candidatos, y ese comprobante lo depositan en una urna secreta. Pero a la larga ese comprobante para lo único que sirve es para conocer el número de personas que votó en cada mesa, pero no la opción elegida, ya que esta se realizó computacionalmente.



En que termina todo ese ridículo show, en que el “Consejo Nacional Electoral” se esconde a puertas cerradas con toda la información emitida electrónicamente por la ciudadanía, y sale de ahí cuando ya cerraron todas o la gran mayoría de las mesas, y entrega un resultado que a nadie le consta que sea verdadero. Es más, fue vergonzoso ver a la jefa de ese Consejo, Tibisay Lucena, con una sonrisa que irradiaba felicidad, dar un discurso al más puro estilo “Chávez”, hablando de la republica bolivariana y de las fuerzas armadas bolivarianas (se cuidó sí de no nombrar la “revolución bolivariana”, ese privilegio lo guardó para su Jefe), y luego entregar un resultado absolutamente mentiroso.



¿Dónde estuvo la prensa todo el día?, ¿Y la televisión?, ¿Y los miles observadores internacionales que llegaron al país a “fiscalizar el proceso”?



Ellos tuvieron acceso a los locales de votación, a entrevistar a la ciudadanía, a mostrar el ambiente que se vivía en todos los rincones del país… y nada más. Nadie vio abrir un solo voto y la información electrónica tampoco estuvo al alcance de nadie. En la tarde los hoteles estaban llenos de gente, ellos eran los observadores que fueron a controlar el acto, y estuvieron allí hasta que se les comunicó que concurrieran al Consejo nacional Electoral, ya que este “había decidido” que resultado entregar.



Eso es una burla, eso no es democracia, eso es un sucio sometimiento de todo un pueblo.



Estoy seguro que todos los Presidentes latinoamericanos (Piñera incluido), y de otras partes del mundo, ya enviaron sendos y emocionados saludos al dictador Chávez. Pero ninguno tuvo las agallas de enrostrarle su mugrerío y desvergüenza.