No por el hecho de que nuestro director haya sufrido de un ataque cardiaco, ni porque sus coronarias estuvieran totalmente obstruidas nos vamos a transformar en “talibanes” de la lucha contra el tabaco y los daños que hace al ser humano. Creemos en las libertades ciudadanas , por lo que pensamos que si alguien quiere fumar, simplemente lo puede hacer, claro que con la debida información de los contenidos de lo que esta aspirando, sus efectos en el organismo y el enorme daño que se provoca al fumador pasivo.
Las grandes multinacionales del tabaco nos han bombardeado con publicidad para convencernos que es un placer socialmente bien visto, que despierta las neuronas, que ayuda a pensar, que hace mas atractivos a los hombres y más deseables a las mujeres, y muchas otras falsedades más. Sin lugar a dudas, en este monstruoso engaño, las empresas han contado con la ineptitud de los servicios de salud y el torpe materialismo de un Estado que se lleva casi todo el valor de la cajetilla.
La triste realidad nos indica que este vicio ha sido inducido por la propaganda y el criminal agregado de nicotina extra, para acelerar el proceso de adicción, los deseos sexuales disminuyen con su consumo, eso, claro sin mencionar el proceso de envenenamiento por monóxido de carbono, arsénico y miles de otros químicos dañinos, a demás de la completa “pavimentación” de los pulmones que produce el alquitrán.
El consumo de cigarrillos, sobre todo cuando es excesivo es decir mas de cuatro al día, produce daños irreparables al sistema respiratorio, deterioro progresivo de las coronarias, desarrollo de diversos tipos de cáncer, envejecimiento prematuro, alteraciones de los nervios, problemas en la conciliación del sueño, y complicaciones en todo en organismo motivadas por la perdida de la vital oxigenación.
Motivos para fumar, realmente hay pocos, a más de los inmensos daños a la salud propia y de todos aquellos a los que “obligamos” a aspirar el humo “usado” que nosotros desechamos, hay que considerar el menoscabo, importante por cierto, de nuestro bolsillo, cuyo monto es fácilmente cuantificable con una elemental multiplicación del costo diario por los días del mes. Eso, claro está, sin contar con que responsablemente debiéramos ir haciendo un fondo personal para tratar los resultados de este “placer”.
Hágase un favor, y ciertamente hágalo extensivo a sus familiares, compañeros de trabajo y a los amigos en general, deje el consumo de tabaco, si le resulta difícil busque ayuda profesional, hay excelente medicamentos y terapias destinadas a dejar este mal oliente gustito que nos damos a costa de degradar la maravillosa creación Divina del cuerpo de los seres pensantes (¿?).
El cigarrillo, así como el alcohol, son dos drogas que se encuentran legalizadas por el cinismo de las clases gobernantes del mundo, que han sido corrompidas por las dadivas de estos monstruos empresariales, la “frescura” de quienes ejercen el poder, para los que las recaudaciones extras implican el pago de excelentes remuneraciones y/o la posibilidad de apropiarse de algo mas, y ciertamente de nosotros, los ciudadanos, que seguimos demostrando un absoluto desinterés por los asuntos públicos.
Las grandes multinacionales del tabaco nos han bombardeado con publicidad para convencernos que es un placer socialmente bien visto, que despierta las neuronas, que ayuda a pensar, que hace mas atractivos a los hombres y más deseables a las mujeres, y muchas otras falsedades más. Sin lugar a dudas, en este monstruoso engaño, las empresas han contado con la ineptitud de los servicios de salud y el torpe materialismo de un Estado que se lleva casi todo el valor de la cajetilla.
La triste realidad nos indica que este vicio ha sido inducido por la propaganda y el criminal agregado de nicotina extra, para acelerar el proceso de adicción, los deseos sexuales disminuyen con su consumo, eso, claro sin mencionar el proceso de envenenamiento por monóxido de carbono, arsénico y miles de otros químicos dañinos, a demás de la completa “pavimentación” de los pulmones que produce el alquitrán.
El consumo de cigarrillos, sobre todo cuando es excesivo es decir mas de cuatro al día, produce daños irreparables al sistema respiratorio, deterioro progresivo de las coronarias, desarrollo de diversos tipos de cáncer, envejecimiento prematuro, alteraciones de los nervios, problemas en la conciliación del sueño, y complicaciones en todo en organismo motivadas por la perdida de la vital oxigenación.
Motivos para fumar, realmente hay pocos, a más de los inmensos daños a la salud propia y de todos aquellos a los que “obligamos” a aspirar el humo “usado” que nosotros desechamos, hay que considerar el menoscabo, importante por cierto, de nuestro bolsillo, cuyo monto es fácilmente cuantificable con una elemental multiplicación del costo diario por los días del mes. Eso, claro está, sin contar con que responsablemente debiéramos ir haciendo un fondo personal para tratar los resultados de este “placer”.
Hágase un favor, y ciertamente hágalo extensivo a sus familiares, compañeros de trabajo y a los amigos en general, deje el consumo de tabaco, si le resulta difícil busque ayuda profesional, hay excelente medicamentos y terapias destinadas a dejar este mal oliente gustito que nos damos a costa de degradar la maravillosa creación Divina del cuerpo de los seres pensantes (¿?).
El cigarrillo, así como el alcohol, son dos drogas que se encuentran legalizadas por el cinismo de las clases gobernantes del mundo, que han sido corrompidas por las dadivas de estos monstruos empresariales, la “frescura” de quienes ejercen el poder, para los que las recaudaciones extras implican el pago de excelentes remuneraciones y/o la posibilidad de apropiarse de algo mas, y ciertamente de nosotros, los ciudadanos, que seguimos demostrando un absoluto desinterés por los asuntos públicos.