Educación, movilizaciones y futuro.
Las huelgas, las movilizaciones o las tomas son sin duda alguna las reacciones extremas a las que deben recurrir quienes tienen problemas, como los bajos sueldo o la no cancelación de las remuneraciones, o aquellos que ven que actividades prioritarias para el país, como la salud o la educación, son mal manejadas y/o puestas en un segundo plano por los responsables del manejo de la Nación.
Por eso estamos totalmente de acuerdo con las protestas, que han tomado la denominación de “ocupaciones culturales, con que los estudiantes están enfrentando los permanentes engaños a los que han sido sometidos por las Autoridades, o la incapacidad para enfrentar el tema, buscando, a la desesperada, la estatización de la Educación como forma de revertir la involución del sistema.
En el discurso los Gobernantes dicen representar los anhelos de los jóvenes, pero en la realidad solo encarnan sus propias ambiciones de poder, dejando de lado temas tan importantes para el futuro de las nuevas generaciones y del país, provocando la frustración de las juventudes y el alejamiento de estos de las nobles actividades publicas, como la política, a las que consideran corruptas.
La educación debiera ser un derecho-deber que prepare a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo moderno, les prepare para labrarse un porvenir y les entregue las herramientas suficientes para ser la generación de relevo en la dirección del país, con los contenidos necesarios, y les entregue los conocimientos indispensables para el desarrollo nacional.
Lamentablemente quienes se han instalado en el poder solo se preocupan de sostenerse en las posiciones de privilegio que han conquistado, dejando de lado el legítimo reclamo por remuneraciones dignas, una salud decente para los más desprotegidos de nuestra sociedad y de una educación de calidad para los hombres y mujeres del futuro.
Contenidos añejos nos alejan de la posibilidad de ingresar con éxito al mundo tecnológico en el que nos toca vivir, hipotecando por cierto las posibilidades de desarrollo del país. La ideologización y falsificación de los hechos de nuestro pasado reciente nos conducen directamente a repetir historias por las que ya hemos debido pagar, en dolor y sufrimientos, altos costos.
Es cierto que los jóvenes, sea con las huelgas de los profesores o con las movilizaciones estudiantiles, están perdiendo clases e incluso que arriesgan la posibilidad de pasar el año lectivo, pero también es cierto que las mallas curriculares y programas, decididos por el Ministerio de Educación, solo les dan la posibilidad de ser desempleados más ilustrados, sin las capacidades imprescindibles en la era moderna.
Pero no debemos olvidar que han sido defraudados, decenas de reformas de tipo cosmético se han hecho durante estos 20 años al sistema educativo, se le ha inyectado ingentes cantidades de dinero, los resultados están a la vista, una educación que involuciona y no satisface las necesidades de los tiempos presentes, ni mucho menos los requerimientos para el desarrollo del país.
Nosotros por principio creemos que dar mayor poder al Estado implica irremediablemente la pérdida de nuestras libertades, por eso creemos importante insistir en que los Gobiernos deben cautelar la buena educación, no abdicando a sus funciones contraloras, pero, subsidiando a las familias para que consigan para sus hijos la mejor alternativa de preparación.