miércoles, septiembre 09, 2009

¿País Mapuche?



Cuando sea demasiado tarde, los miserables se rasgarán las vestiduras pero el daño estará hecho. Y recuerden, esto también lo manipulan desde Incalaperra.
Despues nos aseguran que no tenemos ninguna hipotesis de conflicto
Volveremos a los tiempos de la zanja de Alsina.

A qué NO SABEN, quién está detrás de ELLOS?
Argentina y Chile - Conflicto mapuche

El conflicto mapuche en Chile continúa su escalada, y no se prevee una solución inmediata. Un conflicto similar, aunque todavía menos violento, se vive al otro lado de la cordillera. La combinación de ambos podría traer gravísimas consecuencias

El conflicto mapuche en Chile parece haberse intensificado en las últimas semanas, culminando con la muerte de un comunero a manos de un Carabinero. No se intentará aquí un resumen histórico del conflicto, ni mucho menos determinar de qué lado está la razón y la justicia. Simplemente se tratará de analizar lo más objetivamente posible la situación actual y las posibles alternativas futuras.

Según el Gobierno de Chile, la mayoría de las comunidades mapuches están a favor del diálogo y la paz, y sólo una minoría es la responsable de la violencia. Eso podrá ser verdad, pero es irrelevante: la mayor parte de las revoluciones modernas han sido obra de grupos insignificantes en número, pero fanáticos y decididos a usar cualquier medio para obtener sus fines (los bolcheviques en 1917, los nazis en 1925, y los maoístas en 1945 son algunos de los ejemplos que vienen a la memoria).

Estas minorías mapuches estarían comandadas por la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM). Se las han acusado de tener contactos con, y haber recibido entrenamiento de, las FARC y el ETA, aunque las pruebas aún no han mostrado una “pistola humeante”. Lo que es aparente es que estos grupos radicalizados, coordinados o no, estarían realizando una guerra de guerrillas, por el momento de baja intensidad (en comparación con las que realizan las organizaciones terroristas ya nombradas)... ¿Cuál sería su propósito? En el corto plazo, el de toda guerrilla: desgastar a un enemigo numérica y materialmente superior (en este caso el estado chileno), evitando enfrentamientos directos, con el objeto de socavar su moral y su voluntad de lucha, y llevarlo a negociar en condiciones favorables para ellos. Así, obtendrían en la mesa de negociaciones el objetivo que nunca podrían obtener por la fuerza.

“Hace bastante que corre el rumor del ingreso de activistas mapuches chilenos para participar en los conflictos en campos argentinos”

¿Y cuál sería el objetivo que buscan estos “grupos minoritarios”? El mapa que se adjunta fue obtenido de una página Web, supuestamente simpatizante con su causa (http://es.5wk.com/viewtopic.php?f=49&t=161726 ). NOTA: RECOMENDAMOS NO ABRIR ESTA PÁGINA, PUES SE ADVIERTE QUE PUEDE TENER PROGRAMAS MAL INTENCIONADOS.

El título de la misma era “CREAREMOS EL ESTADO MAPUCHE!... desaperecerán chile y argentina! [Sic]”. En otra parte de la misma página declaran “En general, los indígenas chilenos no se sienten parte del Estado, sino que lo consideran una contraparte que defiende a los colonos que han invadido sus tierras ancestrales. NOSOTROS LOS MAPUCHE QUEMAMOS LOS TRAPOS CHILENOS POR QUE NOS SOMOS CHILENOS !! [Sic!]. En otros sitios Web pueden hallarse expresiones y mapas semejantes (basta una simple búsqueda en Google para encontrarlos)

Es difícil saber hasta qué punto este alegato representa las verdaderas intenciones de estos grupos, o incluso si sólo se trata de una posición de máxima desde la cual negociar. Sea como fuere, es altamente improbable que un gobierno chileno, cualquiera fuese su ideología o voluntad, acepte otorgar la independencia, autonomía o “gobernanza” a una porción territorial que prácticamente dividiría a Chile en dos partes, cuya comunicación terrestre estaría sujeta a la buena voluntad de “los pueblos originarios”. Si la posición arriba descripta es representativa de la de estos grupos de “acción directa”, la posibilidad de una salida negociada con el estado parece remota. Ello sería una explicación a la creciente ola de violencia en la Araucanía.

Otra causa podría ser la cercanía de las elecciones presidenciales en Chile. Los dirigentes de estos grupos seguramente son concientes que existe una probabilidad realista de que Sebastián Piñera sea el próximo presidente, que esté menos inclinado a negociar, que por el contrario intente un uso a mayor escala de fuerzas de seguridad, y que tenga menos reparos en aplicar la Ley Antiterrorista. De allí que sea factible que estén tratando de presionar al actual gobierno para obtener el máximo de concesiones posibles, y así presentar al próximo gobierno, sea cual fuere, con una política de hechos consumados.

El mapa que se adjunta fue obtenido de una página Web...El título de la misma era “CREAREMOS EL ESTADO MAPUCHE!... desaparecer chile y argentina! [Sic]”

También es posible que exista un plan B. Es sabido que en Argentina grupos mapuches están aplicando una política similar a sus “hermanos” chilenos, aunque menos agresiva y visible (o no tan mediática). Allí reclaman un total de 15 millones de hectáreas. Según el diario argentino La Nación (16/08/2009), “El resurgimiento del indigenismo puede observarse a simple vista en hogares y establecimientos rurales de Jujuy, Neuquén y Río Negro, donde cada vez más se ve flamear la bandera del Tawantinsuyu (Imperio Inca), en el Norte, y la de los mapuches, en el Sur. Esos símbolos hablan de un anhelo más amplio que un simple lugar donde vivir: se refieren, prácticamente, a una "región independiente". Además, agrega que “Hace bastante que corre el rumor del ingreso de activistas mapuches chilenos para participar en los conflictos en campos argentinos”.

En Neuquén miembros de la Confederación Mapuche Neuquina tomaron un hotel de lujo, cuyo propietario era italiano, para convertirlo en una “universidad intercultural” con el apoyo de las Madres de Plaza de Mayo. Antes habían logrado recuperar unas 2000 hectáreas en Chubut, usadas para maniobras militares. Hace pocos días, una comunidad mapuche impidió la inauguración de una capilla católica recién construida, en las cercanías de San Martín de los Andes, porque “La comunidad plantea que con la capilla en ese lugar se profundiza la invasión cultural”. En Neuquén la Sociedad Rural contabilizó en 50 los campos tomados por grupos mapuches.

A diferencia de lo que sucede en Chile, la actitud de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner ha sido de lejos más permisiva que la de su contraparte chilena, sea por simpatía ideológica y/o por aborrecer el uso de las fuerzas de seguridad. El hecho es que los grupos mapuches gozan de muchísima más libertad de acción en la Argentina que del otro lado de la cordillera. Es improbable que la situación cambie mientras los “K” permanezcan en el gobierno (hasta 2011 como mínimo).

Por lo dicho anteriormente, una hipótesis a considerar sería que si la situación en Chile se pone más insalubre para los grupos de choque mapuches, éstos decidan trasladar su base de operación al otro lado de la cordillera, y desde allí montar ataques “hit and run” contra las fuerzas de seguridad chilenas. Esto pondría al futuro residente de La Moneda ante dos alternativas desagradables: soportar la existencia de un “santuario” fuera de sus fronteras, desde donde los violentistas puedan operar con total impunidad y obligándolo a un interminable conflicto sin “luz al final del túnel”, o lanzar una acción punitiva contra dicho santuario y arriesgar un conflicto armado de consecuencias imprevisibles.

De las anteriores consideraciones, se desprende que, a menos que el estado chileno sea capaz de aislar a las minorías violentas de las mayorías mapuches (que posiblemente estén esperando a ver quién es el ganador antes de otorgar su apoyo), en el mediano plazo sólo cabría esperar la continuación e incluso la profundización del conflicto, con un aumento en las bajas (incluso fatales) en ambos bandos.

(Tomado de Política y Desarrollo )