martes, abril 21, 2009

Un nuevo avasallamiento constitucional.




La oposición quiere evitar que una decisión gravísima como es la violación electoral con comicios oficialmente falsos, quebrante aún más el orden interno.

por Nélida Rebollo de Montes(*)

(columnista de Radio La Red en su Revista Plural)

Un extraordinario esfuerzo para defender el cumplimiento de la Constitución están realizando en nuestro país juristas y constitucionalistas, intelectuales y expertos políticos caracterizados por su fecundidad intelectual y altura moral. Se han impuesto la responsabilidad –ante el avasallamiento de la Ley Fundamental por el ex presidente Néstor Kirchner con el consentimiento y acompañamiento de su esposa, la actual presidenta Cristina Fernández. Los defensores de la ley electoral convocan a la reflexión a los ciudadanos de nuestro país a recordar por lo menos el Preámbulo de nuestra Constitución que dice “Ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina… con fuerza imperativa y validez jurídica en todo el territorio de la Nación”.

Hay que dejar claro a ciertos políticos que quieren eternizarse en el poder que no se trata de improvisar y demostrar cuál es el más pícaro en promover prácticas electorales viciadas de nulidad para determinar un triunfo fabricado en las elecciones legislativas del 28 de junio próximo tras haber adelantado indebidamente el acto electoral. Hombres y mujeres con sentido de equilibrio en el planteo y solución de los problemas de la sociedad han fijado su posición ante el peligro de una autodesestabilización para culpar a la oposición política.

La estrategia del ex presidente Kirchner es movilizar a intendentes y gobernadores para que se postulen a cargos legislativos el 28 de junio, pero reteniendo el actual cargo para los cuales fueron elegidos gobernadores o intendentes. El cargo de diputado o senador que hipotéticamente pueden llegar a ganar, no lo asumirán como lo han dicho por adelantado. Lo que ha provocado una crítica y debacle por la desvergüenza de aspirar a una banca que no ejercerán, haciendo gala de una burla incalificable a quienes los voten, especialmente en el peronismo fraccionado presidido, uno de los sectores por Kirchner. A esto se suma el inconsulto adelanto de las elecciones que ha provocado protestas justificadas.

A raíz de estos hechos se nos viene a la memoria la palabra desestabilizar que tanto ha repetido el matrimonio Kirchner cada vez que la oposición no estaba de acuerdo con las medidas gubernamentales. Evidentemente esto demuestra que los Kirchner no entienden que una democracia puede ser calificada de estabilizada cuando es legítima y funciona de manera normalmente eficaz. Es legítimo el régimen en el cual los gobernadores se los considera democráticos. Además cuando menos discutida y avasallada sea una constitución resulta más legítima.

En nuestro país la violación de la Constitución por el actual gobierno presidencial demuestra inconciencia del sentimiento de legalidad perjudicando gravemente al régimen democrático constitucional o pluralista. En una palabra sin la Constitución no existe la estabilidad de los gobernantes ni la consistencia de las mayorías.

Una democracia supone la concurrencia ordenada de los partidos y los candidatos al ejercicio del poder y es eficaz cuando la concurrencia legal hace surgir, de hecho, una mayoría, un gobierno, una voluntad y una ley mayoritaria que produce un Ejecutivo capaz de actuar; y, opositores resueltos o resignados a no paralizar la acción de sus rivales. Realmente es absurda la trapisonda que ha elaborado el gobierno argentino ante las próximas elecciones legislativas.

La legitimidad, que tanto nombran los demoledores de nuestra Constitución, es la aceptación general de las reglas constitucionales por parte de los partidos y los ciudadanos y dá a los gobernantes la fuerza que procede de la adhesión popular cuando éste tiene el derecho a decidir.

Hay democracia: - Cuando el gobierno respeta la elección de gobernantes sin manipularlos y tenemos democracia cuando el ejercicio de la autoridad, desde el presidente hasta el último funcionario basa su función de acuerdo con la Constitución. – Hay democracia cuando hay una libre competencia de los partidos y de los hombres en las elecciones para el ejercicio del poder. – Hay democracia cuando hay respeto a las libertades personales, intelectuales y públicas, por parte de los vencedores temporales de la competencia en las elecciones. Con este respeto tanto el ex presidente como la actual presidenta estarán seguros que es posible una democracia estabilizada si cumplen con el contrato establecido.

Es lamentable que el partido en el poder no respete la libertad de crítica; tampoco respeta a la oposición; no admite la igualdad de derecho de sus rivales; agravia a los medios de comunicación que ejercen la función crítica; trastocan y degradan la capacidad de entendimiento con la violación de las reglas del juego, tales como la Ley Electoral agravando las querellas y los conflictos.

El proceso constitucional es imposible cuando el gobierno amenaza con reemplazar la ley por la fuerza y por la trampa desvergonzada del sufragio elector. El régimen constitucional está en peligro. Los debates equilibrados de la oposición quieren evitar que una decisión grave, como es la violación electoral, quebrante el orden interno.

(*)Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, ampliamente galardonada en nuestra América.