Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
(Antoine de Saint Exupèry, El Principito)
Hay verdades que por su simpleza se van perdiendo en un mundo cada vez mas presionado por las extremas tensiones, la exacerbación de los egoísmos y la lucha, cada vez mas violenta, por la supervivencia.
El Mundo ha dejado de ser la Divina creación destinada a la vida y satisfacción de los humanos, para transformarse en una selva feroz en la que se han desatado las mas bajas pasiones del humano.
La bondad, la confianza, la hermandad, el amor, la amistad, la justicia, son algunos de los valores que hemos sepultado y hemos reemplazado por un enfermizo consumismo y un atroz vacío
Nos hemos sentido tan importantes, en nuestra mediocre soberbia, que hemos eliminado de nuestras vidas a Dios y también, por anticuados, a todos esos valores que han permitido la subsistencia de la especie.
Es necesario volver a la simpleza de antaño, dejar de lado ese egocentrismo fatuo que a nada nos conduce, sepultando para siempre la inhumana competencia extrema y la avaricia insaciable.
Es cierto que la población mundial ha tenido un crecimiento exponencial, pero también es cierto que el globo terrestre tiene capacidades ilimitadas de proveernos de la básica alimentación, abrigo y techo.
Lo único que nos podría falta es agua y aire, que solo se transforman en escasos por la manipulación grosera que hacemos de la naturaleza y por una capacidad inmensa de provocar daños ecológicos.
Pensamos que ya no queda mucho tiempo que perder, que es hora de poner manos a la obra de recuperación de nuestro hábitat, sea este el físico de nuestro terruño, o el moral de nuestros valores.
Mientras antes nos pongamos a trabajar tenemos mas posibilidades de triunfo, a la vez que garantizamos a las nuevas generaciones una inmensamente menor cantidad de problemas que son evitables.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, ayuda a tu prójimo, ama a tu hermano, ayuda a los que sufren, visita a los enfermos y encarcelados, socorre a los necesitados, este sin duda es un buen inicio.
Abramos los ojos del corazón, no dudemos que obtendremos visiones y panoramas de una extraordinaria belleza y enormes cantidades de alimento espiritual, que nos dará la fuerza necesaria para la lucha.
(Antoine de Saint Exupèry, El Principito)
Hay verdades que por su simpleza se van perdiendo en un mundo cada vez mas presionado por las extremas tensiones, la exacerbación de los egoísmos y la lucha, cada vez mas violenta, por la supervivencia.
El Mundo ha dejado de ser la Divina creación destinada a la vida y satisfacción de los humanos, para transformarse en una selva feroz en la que se han desatado las mas bajas pasiones del humano.
La bondad, la confianza, la hermandad, el amor, la amistad, la justicia, son algunos de los valores que hemos sepultado y hemos reemplazado por un enfermizo consumismo y un atroz vacío
Nos hemos sentido tan importantes, en nuestra mediocre soberbia, que hemos eliminado de nuestras vidas a Dios y también, por anticuados, a todos esos valores que han permitido la subsistencia de la especie.
Es necesario volver a la simpleza de antaño, dejar de lado ese egocentrismo fatuo que a nada nos conduce, sepultando para siempre la inhumana competencia extrema y la avaricia insaciable.
Es cierto que la población mundial ha tenido un crecimiento exponencial, pero también es cierto que el globo terrestre tiene capacidades ilimitadas de proveernos de la básica alimentación, abrigo y techo.
Lo único que nos podría falta es agua y aire, que solo se transforman en escasos por la manipulación grosera que hacemos de la naturaleza y por una capacidad inmensa de provocar daños ecológicos.
Pensamos que ya no queda mucho tiempo que perder, que es hora de poner manos a la obra de recuperación de nuestro hábitat, sea este el físico de nuestro terruño, o el moral de nuestros valores.
Mientras antes nos pongamos a trabajar tenemos mas posibilidades de triunfo, a la vez que garantizamos a las nuevas generaciones una inmensamente menor cantidad de problemas que son evitables.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, ayuda a tu prójimo, ama a tu hermano, ayuda a los que sufren, visita a los enfermos y encarcelados, socorre a los necesitados, este sin duda es un buen inicio.
Abramos los ojos del corazón, no dudemos que obtendremos visiones y panoramas de una extraordinaria belleza y enormes cantidades de alimento espiritual, que nos dará la fuerza necesaria para la lucha.