CHILE: UN CASO DE DESINFORMACIÓN
Desde El Salvador comenta Luis Fernández Cuervo, médico y periodista, la situación de militares sometidos a proceso y condenados en Chile, en base a presunciones.
Bien se ha dicho que los marxistas ni olvidan, ni se arrepienten, ni perdonan. También son muchos los que ironizan sobre los Derechos Humanos Universales, que parecen serlo sólo para proteger a los que más han violado los derechos de los otros. Un caso terrible de este tipo de injusticia es el que hoy sufre el país de Chile y muy en especial su estamento militar.
¿Importa lo que voy a escribir a los salvadoreños? ¿No hemos tenido aquí nuestras propias injusticias? Escribo en el presente pero mirando no al pasado sino hacia el futuro y afirmando ese dicho conocido: “Los pueblos que ignoran la historia pasada, se ven obligados a repetirla.”
Chile fue noticia mundial cuando el 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas Constitucionales derrocaron al gobierno del presidente Salvador Allende. Yo estaba allí y puedo asegurar que la información internacional sobre ese hecho, sobre Allende y sobre lo que siguió, fue siempre incompleta, sesgada hacia la izquierda y en ocasiones, pura mentira. Ya escribí años atrás sobre eso. Ahora quiero mostrar cuanto tiene de verdad eso de que “ni olvidan, ni se arrepienten, ni perdonan” y también como la opinión pública internacional y los que se autoproclaman defensores de los Derechos Humanos tienen “un ojo pacho”.Ustedes verán cual es el ojo del que son tuertos.
No creo que existan muchos casos de injusticia tan monstruosa como la que sufren, bajo los gobiernos de
“Dentro de pocas horas seré detenido para pagar por un delito que no he cometido. Invariablemente he proclamado mi inocencia por las acusaciones que injustamente se han hecho recaer sobre mí. Vuelvo a hacerlo al momento de ser injustamente privado de libertad por diez años. Nunca conocí al señor Sandoval, no lo detuve, no lo interrogué, no lo torturé, jamás lo secuestré ni le quité la vida. Ni una sola prueba legal demuestra lo contrario. (…) No me llevan las actuales autoridades a la cárcel, sino a un verdadero campo de prisioneros políticos. Allí padeceremos encierro humillante un cierto número de Soldados entre los cuales, a la época de los hechos que constituyen la acusación, éramos jóvenes tenientes o subtenientes y otros como últimos eslabones de una larga y compleja cadena de mandos.”Lo firma el Brigadier del Ejército Miguel en una carta pública.
De nada ha servido que algunos hayan demostrado que toda la guerra sucia y represión que en Chile se hizo contra el comunismo fue Institucional y bajo distintos gobiernos. Cuando el abogado Luis Valentín Ferrada, defendiendo a militares procesados alegó esa razón, dice que todos con los que habló “jueces, políticos, militares y autoridades públicas actuales bien conocidas, me dijeron: tienes toda la razón, es muy valiente tu posición, pero es imposible de asumir y aceptar sin que todo el andamiaje se nos venga abajo"... todos esos jóvenes oficiales fueron también víctimas de un sistema y de una política de Estado antisubversiva que se definió como tal, se financió, se desarrolló y se premió desde 1955 sin variación, incluido el tiempo del gobierno de Salvador Allende.”
No es solo una grave injusticia condenar a alguien sin pruebas del delito del que se le acusa, sino que llega al colmo cuando se condena a la cárcel a unos militares acusados de “secuestro permanente”. Es decir, condenados a prisión, desde la acusación, sin pruebas, de haber secuestrado personas, hasta que aparezcan esas personas (¡¿?!)
“Todo ser humano con mediana cultura” ---escribe Hugo Alsina en otra carta pública--- “y un mínimo grado de inteligencia, sabe que no puede existir el secuestro permanente y que los secuestrados no pueden subsistir vivos si los secuestradores están presos. Pero, en fin, el Gobierno y el Poder Judicial chileno creen que ello es posible.” Después hace un cálculo de la cifra astronómica que sería necesaria para mantener después de 35 años a esos secuestrados y termina diciendo: “¿Qué está pasando? ¿Es que no hay nadie en el Gobierno, en el Poder Judicial ni en el Congreso que pueda dar una explicación razonable a la ciudadanía de esta gravísima violación de los Derechos Humanos? ¿O es que los miembros de las Fuerzas Armadas no tienen Derechos Humanos"?Ya es hora de terminar con esta farsa que en nada prestigia a un país serio como debe ser Chile.”
Así funciona
Luis Fernández Cuervo