Discurso de Piñera en Arena Santiago.
1 de septiembre de 2009
Amigas y amigos,
Hoy comienza el mes de la patria y hoy comienza el mes de la primavera. Ese mes de la patria en que recordamos nuestra historia y honramos a nuestros héroes. Ese mes en que comienza la primavera y el cielo se pone más azul, el pasto más verde y las mujeres más bonitas.
Qué mejor momento para reunirnos aquí esta noche y juntos iniciar esta gran cruzada, este magnífico desafío, esta noble misión. Esta noche, con el corazón colmado de entusiasmo, el espíritu humilde, la voluntad firme en sus convicciones, el cuerpo lleno de fuerza y el alma rebosante de esperanza, he venido ante ustedes para aceptar la nominación como su candidato a Presidente de la República.
Estoy muy consciente que nos quedan muchos horizontes por explorar, muchos problemas por enfrentar y muchas batallas por ganar. Pero sé también que nada une, motiva y entusiasma tanto a un pueblo como un sueño y un proyecto, ambicioso pero posible, en que todos nos sintamos parte, en que todos estemos comprometidos con los esfuerzos y en que todos sean partícipes de los beneficios. Ese es el sueño y proyecto que nosotros tenemos para Chile.
En mis largos recorridos por el Chile profundo, he visto mucho dolor, angustia y frustración en muchos chilenos, demasiados chilenos. Pero cuando he mirado al fondo de sus ojos, he visto también mucha esperanza, fuerza y voluntad para cambiar Chile y sus vidas para mejor. Algunos me dicen que en estos tiempos ya no existen héroes. Yo les respondo que están equivocados. Que no han sabido dónde buscar. Recorran el Chile profundo y verán, como he visto yo, en todas partes: en nuestras madres que quieren a sus hijos en forma incondicional. En nuestros carabineros y bomberos que arriesgan sus vidas para proteger las nuestras. En nuestros profesores que se esfuerzan por educar a nuestros hijos. En nuestros trabajadores, que luchan por sacar adelante a sus familias y en tantas chilenas y chilenos anónimos, que a pesar de las dificultades nunca han perdido las esperanzas ni dejado de luchar.
Por eso ni ustedes ni yo vamos a aceptar ni mucho menos acostumbrarnos con un Chile que no es capaz de crecer ni crear empleos. Con un Chile que tiene 800 mil de sus hijos viviendo el drama del desempleo. Son 800 mil chilenas y chilenos que todas las mañanas salen con esperanza a buscar trabajo y vuelven en las tardes con la frustración de las manos vacías.
Por eso, ni ustedes ni yo vamos a quedarnos tranquilos ni mucho menos indiferentes con un Chile en que la gente honesta vive con temor y prisionera en sus propios hogares, detrás de rejas y candados, porque un puñado de delincuentes actúa como si fueran los dueños del país.
Por eso, ni ustedes ni yo vamos a aceptar que 600 mil jóvenes vean sus vidas destruidas por efecto de las drogas y el alcohol, que es muerte y dolor. Ni que cientos de miles de niños y mujeres sigan siendo víctimas indefensas de la violencia intrafamiliar.
Por eso ni ustedes ni yo vamos a quedarnos tranquilos con 20 años de estancamiento en la calidad de la educación de nuestros hijos ni la salud de nuestras familias.
Por eso ni ustedes ni yo vamos a aceptar a que más de 2 millones de chilenos vivan la indignidad de la pobreza y que amplios sectores de clase media, de las pymes y de la tercera edad, lleven la procesión por dentro y se sienten, y con razón, muy abandonados.
No amigas y amigos.
Las chilenas y chilenos esperan mucho más de nosotros que lamentos o explicaciones. Los tiempos son demasiados duros, los desafíos demasiados urgentes y lo que está en juego demasiado importante para quedarnos atrapados en el conformismo o indiferencia.
La incompetencia, la indiferencia, la irresponsabilidad y, muchas veces, la corrupción, con que los gobiernos de la Concertación han enfrentado estos problemas, gracias a Dios, está llegando a su fin.
Pero nuestro desafío es mucho más grande y noble que derrotar a la Concertación. Es cambiar la forma de gobernar, sacar lo mejor que todos nosotros tenemos dentro y no olvidar pero sí superar el pasado. Porque como dijo alguna vez Churchill “si el presente se dedica a juzgar el pasado, el único que pierde es el futuro”.
Esta campaña tiene una misión muy clara. Vamos a cambiarle el rostro a Chile y a la vida de los chilenos, y lo vamos a cambiar para mejor.
Vamos a recuperar la capacidad de crecer y crear un millón de nuevos empleos, especialmente para las mujeres, los jóvenes y los más pobres.
Vamos a empezar a ganare la batalla a la delincuencia y le pondremos un candado a la puerta giratoria para que de una vez por todas deje de girar.
¿Qué significa esto? Muy simple. Los delincuentes reincidentes que cometen delitos graves como homicidios, violaciones o robos con violencia en nuestros hogares no seguirán quedando libres.
Quedarán presos para que la gente honesta como ustedes recuperen su libertad y su derecho a vivir en paz y sin temor.
Pero también, a través del programa de prevención Vida Sana, vamos a enseñar tempranamente a nuestros jóvenes a enfrentar los peligros de nuestra sociedad. Y a través del programa de rehabilitación Vida Nueva, llegaremos cuando el niño o joven, cualquiera sea su edad, cometa su primer delito, tenga su primer contacto con la droga o deserte de la escuela, con un poderoso esfuerzo de rehabilitación para él y su familia, para que recupere la inocencia de su niñez y se reintegre sanamente a su familia.
Y a los narcotraficantes, que destruyen sin piedad la vida de nuestros niños y jóvenes, yo les digo: no solo no los voy a indultar. Los voy a perseguir hasta el último rincón. Los voy a sacar de sus guaridas. Les voy a cortar sus suministros y tendrán que enfrentar la justicia y pagar por el monstruoso daño que causan a nuestros niños y jóvenes. Porque eso, y escúchenlo bien, no se los vamos a perdonar jamás.
Vamos a hacer una profunda reforma a la salud y educación, aumentando los recursos públicos porque serán necesarios. Pero mejorando las remuneraciones y, de una vez por todas, la calidad de la gestión. Y estas reformas las haremos con una verdadera alianza, como nunca la hemos conocido, porque necesitamos más liderazgo de los padres en el hogar, de los profesores en la escuela, de los estudiantes en la sala de clase, de los médicos en los hospitales, de los trabajadores de la educación y la salud en el cumplimiento de sus obligaciones y del Presidente en La Moneda.
Vamos a terminar con la pobreza y las desigualdades excesivas que hacen sufrir a más de dos millones de chilenos y hiere el alma de nuestro país. Y dejaremos de darle la espalda, para tender nuestros brazos abiertos y solidarios, a nuestra muchas veces abandonada clase media, a nuestras Pymes y a nuestros adultos mayores. Porque ellos son la columna vertebral de Chile y porque no queremos seguir siendo un país ingrato con quienes han sido siempre generosos con Chile.
Y vamos a fortalecer la familia, ese lugar maravilloso en que somos queridos, formados y acogidos, y reconocer el maravilloso y sacrificado rol de las dueñas de casa, que siempre han sido el alma, el faro y el pilar de nuestros hogares.
Amigas y amigos,
Veo en el horizonte un Chile más libre, más justo, más próspero, más fraterno y más feliz. Veo en el horizonte que se viene el país de las oportunidades para que la alegría nunca se jubile.
Todos los montañistas saben que con esfuerzo, trabajo, a veces dolor, pero siempre con alegría y esperanza, se pueden conquistar las más altas cumbres.
En esta noche de alegrías y emociones quisiera compartir con ustedes tantas experiencias y sentimientos que he ido atesorando en mis recorridos por este largo, angosto y maravilloso país.
Pero siento que todos ellos han revivido con ustedes esta noche. Las sonrisas, los abrazos, las palabras de estímulo, los gestos de esperanza. Pero por sobre todo esa fe inquebrantable en Chile y en nuestra gente, y en lo que juntos somos capaces de lograr.
No partimos de cero. La Concertación hizo cosas muy buenas en el pasado. Nosotros siempre las hemos reconocido y apoyado. Pero todos sabemos, en lo más profundo de nuestros corazones, que su tiempo ya pasó.
La nuestra es una campaña que nace desde las riberas del cambio, el futuro y la esperanza. Llegó el tiempo de abrir las puertas y ventanas para que entre a raudales la luz del sol a iluminar y el aire fresco a renovar nuestras vidas.
Hace unos días propuse el “Bono Marzo” para ayudar a más de un millón de familias humildes y de clase media a enfrentar mejor cuando “se les aparezca marzo”. Porque marzo es un mes muy duro para muchas familias chilenas que deben pagar matrículas, útiles escolares, permisos de circulación, contribución de bienes raíces. ¡Y miren el escándalo que armaron! Yo les digo a ustedes que estoy feliz de poder contribuir a aliviar y hacer más feliz la vida de las familias más humildes y de clase media que lo necesitan. Y les digo al coro de críticos que gobernaré siempre pensando en los problemas de la gente y no en las críticas de los coristas políticos.
Pero no es primera vez que esto pasa. Ha pasado tantas veces. Durante la campaña pasada propuse la jubilación de la dueña de casa y me criticaron muy duro diciendo que era populismo, que era imposible. Pues bien, hoy la jubilación de la dueña de casa es casi una realidad.
La Concertación dice que no es posible volver a crecer al 6%. Que no es posible crear un millón de empleos. Que no es posible empezar a ganarle la batalla a la delincuencia. Que no es posible. Que nada es posible. Que todo es imposible. Yo les digo esta noche: gracias a Dios están equivocados.
Lo que pasa es que ellos se han hecho expertos en hacer imposible lo que es posible y nosotros trabajaremos duro para hacer posible lo que para ellos es imposible. Por eso en esta elección del bicentenario la opción no es entre derecha o izquierda, sino entre el futuro y el pasado, entre avanzar o estancarse, entre la esperanza y la resignación.
Por eso, y aunque los coristas políticos se molesten, hoy quiero asumir nuevos compromisos:
- Vamos a eliminar gradualmente y a los que más lo necesitan el 7% de salud que se les descuenta a nuestros jubilados.
- Vamos a enfrentar con mayor justicia, eficacia y voluntad el grave problema de los deudores habitacionales para quienes, en muchos casos, el sueño de la casa propia se ha transformado en una pesadilla.
- Vamos a tener por fin una política de Estado para poner de pie a nuestra agricultura y mundo rural y transformar a Chile en una verdadera potencia agroalimentaria.
- Vamos a incorporar mejor a la vida y al trabajo a ese millón de chilenos que sufre situaciones de discapacidad.
- Vamos a llegar con banda ancha y computador a todos los hogares y niños chilenos para que nadie se quede fuera de la sociedad del conocimiento.
- Vamos a duplicar el número de deportistas y ampliar las fronteras de nuestra cultura.
- Vamos a cuidar nuestro medio ambiente y la naturaleza como lo que son: un préstamos de nuestros hijos y nietos que debemos devolver fortalecido.
Amigas y amigos
Sé que nada de esto será fácil. Sé que estos problemas no se resolverán solos, pero se también que si tienen solución. Por algo esta campaña está llamada a abrir las puertas del cambio, el futuro y la esperanza.
Abrir estas puertas no es solo cambiar un gobierno por otro. Es mucho más que eso. Es cambiar la forma de gobernar. Es tener un presidente y un Gobierno siempre cercano a la gente, conocedor de sus problemas y comprometido con sus soluciones.
Cuando Dios creó Chile sin duda estaba muy creativo, generoso y de buen humor y nos regaló la más linda de las estrellas: la estrella que flamea en nuestra bandera.
Por algo para nuestros poetas esa estrella siempre fue luminosa y cercana. El más grande de todos, Pablo Neruda decía que: “asomando a la noche tocaba la bóveda nocturna y en un acto de amor se apoderaba de una celeste estrella”. La más grande de todas, Gabriela Mistral, se preguntaba sobre “buscar a Dios en las estrellas”. El más genial de todos, Vicente Huidobro, le pedía a la estrella “una amistad de anchas orillas, un gran río profundo que embrujara a Chile e hiciera cantar las aguas dormidas”.
Siento que esta noche esa gran estrella nos ilumina y nos acompaña y está presente esta noche en esta Arena que también se está llenando de estrellas.
Muchos se preguntan ¿cómo nació la estrella? ¿Quién la inventó? Esta estrella, que es el símbolo de nuestra campaña, siempre estuvo entre nosotros. Sólo que ahora brilla con más luz y alumbra con más fuerza. Es la misma estrella que iluminó a O’Higgins, a Carrera, a Manuel Rodríguez y a Arturo Prat.
Es la estrella de la unidad y la diversidad. Es la estrella de la alegría y la imaginación. Es la estrella de la esperanza y el futuro. Es la estrella de la felicidad y el amor.
Los antiguos navegantes, con mucha sabiduría, se dejaban guiar por las estrellas. Nosotros también nos vamos a dejar guiar por la estrella de Chile y por las millones de estrellas que viven y alumbran nuestros corazones y que con sus colores hermosos y radiantes, nos van a guiar en nuestro camino a La Moneda.
Amigas y amigos,
Hemos luchado legítimamente, en democracia, por casi 20 años para que nuestros ideales, ideas, sueños y valores se hagan carne en nuestra sociedad.
Hoy siento que la victoria está más cerca que nunca. Esa victoria con rostro amable, acogedor y generoso. Esa victoria que por algo tiene nombre de mujer.
Amigas y amigos
Faltan poco más de cien días para empezar a hacer de nuestros sueños una realidad y empezar a recorrer los caminos del cambio, el futuro y la esperanza.
Cien días para reestablecer en nuestro gobierno y fortalecer en nuestro país la cultura de hacer las cosas bien hechas, en forma honesta, pensando en la gente y con un sentido de urgencia.
Faltan sólo cien días para hacer de la vida, el mérito, el trabajo, el esfuerzo, el respeto, la familia, la justicia, la fraternidad y el humanismo los valores de nuestra sociedad.
Cien días, mis queridos amigos, para conquistar corazones, para convencer voluntades, para unir a todos aquellos que aman a Chile, a nuestra cordillera, a nuestros campos, a nuestro mar y a nuestra gente con la pasión de los enamorados.
Faltan sólo cien días para que empiece a avanzar el empleo y retroceder la delincuencia.
Cien días, mis queridos amigos, para terminar con 20 años de estancamiento y darle a nuestros hijos y familias la educación y salud que merecen y necesitan.
Faltan sólo cien días para que nuestra estrella vuelva a brillar con toda la fuerza del mundo y nos ilumine los caminos del futuro.
Y hoy más que nunca, mis queridos amigos, mis queridos compatriotas, desde el desierto del norte a la Patagonia del sur, desde las cumbres de las montañas hasta las profundidades del mar, los necesito a todos ustedes como nunca antes un candidato los había necesitado. Necesito su alegría, su fuerza, su trabajo, su entusiasmo y su esperanza. Pero necesitamos más que eso. Y hoy quiero pedirles a los estudiantes que estudien más, a los padres que asuman con mayor responsabilidad su paternidad, a los trabajadores, que se capaciten mejor y se esfuercen más. A los empresarios, que junto con innovar y crear riqueza, sepan compartirla mejor, paguen salarios justos y respeten los derechos de sus trabajadores. Y a todos los chilenos, que seamos más solidarios y queramos a nuestra patria con pasión porque sólo así nuestra estrella brillará para todos. Porque así queremos Chile.
Amigas y amigos
La victoria por la cual tanto hemos luchado está más cerca que nunca y en estos tiempos de misiones y desafíos, recuerdo con cariño y nostalgia a mis padres que me dieron mi primera familia, me inculcaron la vocación por el servicio público y me enseñaron a amar a mi patria.
Agradezco con emoción a mi mujer, a mis hijos y a mis nietos que siempre me han acompañado en esta cruzada con una generosidad que me emociona y compromete, y les pido, de todo corazón, que me sigan apoyando; y a nuestros nietos, que sigan alegrando nuestras vidas, como sólo ellos lo saben hacer. Y a todos ustedes, que me acompañen en esta gesta de hacer de Chile el país de las seguridades, las oportunidades y los valores. Y le pido a Dios la sabiduría, la prudencia y la fuerza para liderar esta misión como Chile necesita y merece.
Que Dios los bendiga a todos,
Muchas gracias
Viva Chile