¿DESPRECIO O
CINISMO DE LOS PRESUNTOS TERRORISTAS?
Las caras de los imputados por terrorismo, acusados por la
colocación de bombas en cuarteles policiales y en estaciones del Metro, solo
pueden tener, a nuestro juicio, dos motivaciones, la primera un desprecio
supremo la sociedad y a la Justicia, y la segunda un cinismo que nos parece
consecuente con las demenciales acciones criminales emprendidas por este grupo anarquista y anti
sistémico contra el pueblo de Chile.
Las medidas cautelares contra los principales acusados, Juan
Flores y Nataly Casanova, contra quienes se decretó prisión preventiva, nos
parece adecuada considerando la cuantía de las imputaciones, la detención
domiciliaria nocturna y arraigo nacional establecida contra Guillermo Durán nos
parece solamente otra muestra de la debilidad de nuestra Justicia contra
quienes transgreden las Leyes e intentan destruir la convivencia nacional o
quieren chantajear a la sociedad.
Sorprendente nos parece que Juan Flores Riquelme, con un
historial de mal estudiante y, según lo que escribía en su Facebook, fiestero y
mujeriego, se convirtiera en una especie de “salvador del mundo”, inspirado en Nietzsche
y a Bakunin (el filósofo ruso anarquista) luego de haber estado detenido en enero de
2013, por robo con intimidación, delito por el que se encuentra gozando de
libertad vigilada, situación en la que debía permanecer hasta el 16 de octubre
de 2016.
Según vecinos de la casa de Nataly Casanova, donde fueron
detenidos los tres acusados, era recurrente que grupos de jóvenes visitaran el
lugar por las noches, incluso uno de los habitantes del barrio mencionó que
muchos de ellos vestían de negro, en “fiestas” en las que no metían mucho
ruido, pues se reunión básicamente a conversar. Creemos que la Policía debe
investigar a estos “amigos” y analizar profundamente las vinculaciones de Flores
con grupos Lautaristas.
Consideramos que el Gobierno de Michelle Bachelet tiene una
imperdible oportunidad de que los chilenos olviden las desaprensivas
declaraciones de la Mandatario, que en octubre de 2013 sostenía que “No
necesitamos una Ley antiterrorista” o su incomprensible rechazo a la aplicación
de esta Ley contra los culpables del asesinato del matrimonio conformado por Werner
Luchsinger y Vivianne Mackay, a los que quemaron en su propia casa, tomando las
medidas drásticas que se necesitan para terminar con el flagelo extremista.