Última
oportunidad para la DC,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
La Democracia Cristiana vuela a ciegas. Busca y
busca un lugar donde aterrizar, pero no lo encuentra. Hay mucha niebla en la
coalición de la que forma parte; no hay claridad.
Pero en los próximos días podría abrirse un
boquete que le permita tocar tierra. No será mérito del piloto, sino puramente
de las circunstancias en que le toca volar. Hasta ahora se habla de matices,
pero dentro de poco será cuestión de vida o muerte. Ya lo dijo Ignacio Walker:
"Cualquier intento hegemónico al interior de la Nueva Mayoría constituye
un error estratégico de gran magnitud, que pone en riesgo el proyecto
común."
El frente de agrupaciones que integra la DC
está tensado al máximo. La fuerza centrífuga más intensa viene desde fuera: es
el tirón permanente que ejercen los grupos de anarquistas y autónomos sobre el
PC, animándolo a quejarse de la lentitud con que avanza el Gobierno Bachelet;
los comunistas se molestan públicamente y su presión tironea entonces a los socialistas,
quienes no quieren aparecer menos comprometidos con el Estatismo que sus
antiguos aliados del 70-73; a continuación, el PPD y los radicales se ven
empujados también hacia las declaraciones rimbombantes, incluso grotescas. Cada
semana, Quintana da el tono de la desmesura.
Dentro de esa vorágine está metido el Ministro
Eyzaguirre. En la delgada línea roja que integran las izquierdas bacheletistas,
él es el punto más débil del frente. Lo tironean todos y, por cierto, él
contribuye al desorden. Ahí se va a producir la ruptura, ahí está el espacio
donde la DC puede aterrizar.
No hace ninguna falta que el PDC le dé un
empujoncito al Ministro, porque su cargo ya es una pera madura. Lo importante
es que los democratacristianos se preparen para ocupar el espacio que tanto
deseaban al comenzar el Gobierno y que les fue negado. No salían en la foto de
Educación: de eso se quejaba Walker. Ahora se acerca el momento en que deberán
exigir que los flashes se enfoquen en un Ministro falangista, futuro titular de
la cartera que Eyzaguirre dejará vacante.
No va a ser fácil, porque aunque nadie quiera
Educación, todos querrán conservar cuotas de poder; será la última oportunidad
que esta buena gente tendrá de hacer algo realmente consecuente con su visión
de la persona humana.
En la reforma tributaria, en la reforma
electoral, e incluso en la eventual reforma Constitucional, los democristianos
se han movido y se moverán solo por necesidades electorales: cuidar votos.
Pragmáticos en lo cuantitativo, es de esperar que en Educación apliquen
criterios algo más sustanciales y exijan un espacio para concretar algo de todo
lo bueno que ya han ido manifestando en contra de las absurdas proposiciones
reformistas. En esta materia, en la libertad de los padres para educar a sus
hijos, los DC se juegan gran parte de su credibilidad como humanistas
cristianos. ¿A quién miran los pastores de todas las denominaciones cristianas
sino a ellos para esperar una respuesta consecuente?
Además, la Democracia Cristiana sabe que RN y
la UDI han activado sus contactos con las organizaciones de educadores y de
padres y apoderados, y que le han tomado una considerable ventaja en la defensa
de la libertad. Así tenía que ser, obviamente, porque el PDC suele quedar
inicialmente paralizado por los gases del síndrome socialista; pero cuando ve
que la nube tóxica invade su propio organismo, termina reaccionando. Remember
el Once.
La salida del Ministro Eyzaguirre es la
oportunidad que la DC tendrá de aterrizar, al encontrar un boquete en medio de
la niebla. Pero para hacerlo con éxito tendrá que ser muy cauta y dejar que la
pera madure, mientras susurra por lo bajo: Y caerá, caerá, caerá...