viernes, octubre 17, 2014

Confianza, por José Ramón Valente.

Michelle Bachelet se reune con dirigentes de CONADECUS



Confianza, por  José Ramón Valente.



Al Gobierno de Michelle Bachelet le ocurrió lo mismo que a muchos hombres que se enfrentan a grandes y repentinos éxitos empresariales, deportivos o de cualquier otro tipo. La fama les nubla el juicio y tienden a pensar que el mundo está a sus pies. Lamentablemente, esas personas usualmente terminan dañando a mucha gente, además de a ellos mismos. 


Con una votación espectacular en las elecciones Presidenciales y Parlamentarias del año pasado, el nuevo Gobierno pensó que tenía respaldo ciudadano para hacer cualquier cosa. Con esa convicción, en los primeros meses en el poder, el Gobierno y los Parlamentarios de la Nueva Mayoría desplegaron una agenda de propuestas y reformas refundacionales sin reparar en que muchas de ellas tendrían un efecto devastador en el crecimiento económico y en último caso en el bienestar de millones de chilenos. Habiendo transcurrido poco más de siete meses desde que el Gobierno tomara las riendas de la conducción de nuestro país, los efectos negativos de su comportamiento son bastante evidentes.


La Nueva Mayoría prometió un mundo mejor para todos los chilenos, pero una vez en el poder se olvidó de ellos. Se embriagó con su éxito electoral y decidió Gobernar para sus propios objetivos políticos en vez de Gobernar para la gente. Como era de esperar, los chilenos comenzaron a perder la confianza en su Gobierno.


Hoy, las autoridades económicas del Gobierno tratan de recuperar la confianza perdida. En las últimas semanas hemos sido testigos del reiterado llamado del Ministro de Hacienda al sector privado a trabajar juntos y a retomar la cooperación público-privada que fuera tan fructífera en el pasado. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Ministro, las expectativas empresariales y de los consumidores han seguido deteriorándose y también las cifras de empleo y actividad.


Lo que pasa es igual a lo que le ocurre al hombre que le es infiel a su mujer. Este puede disculparse y prometer que lo hecho no volverá a suceder; también puede recordarle los buenos momentos que pasaron juntos y asegurarle que ella es la mujer de su vida y que sólo juntos pueden ser felices. Todo esto lo hará en un intento por recuperar la confianza de su mujer, elemento indispensable para una reconciliación genuina y que la infidelidad del hombre hizo desaparecer instantáneamente. Sin embargo, la mujer engañada necesitará mucho más que una disculpa y una promesa para volver a confiar en su marido.


En nuestro país, no solamente el Ministro no parece arrepentido de las reformas impulsadas; adicionalmente, otros miembros del Gabinete y de la coalición política de Gobierno -que para los efectos de nuestra analogía podrían ser considerados como los compañeros de fiesta del Ministro- siguen adelante con sus respectivas agendas anticrecimiento, como la reforma laboral, la nueva Constitución, la retórica antiempresarial y el debilitamiento de los derechos de propiedad. Si la mujer engañada observa cómo los amigos de su marido siguen de juerga y su marido, a pesar de sus promesas, no parece arrepentido de su desliz amoroso, difícilmente volverá a confiar.



Tomado de Diario La Tercera, De Sentido Común. Blog de José Ramón Valente, economista