sábado, mayo 31, 2008

Por favor, no otra vez


Por favor, no otra vez

La Concertación ha Gobernado 18 años, es decir un periodo más largo que el de Pinochet, llegó al Gobierno prometiendo que lo cambiaría todo, desde el sistema económico que consideraba injusto a la Constitución que la consideraba un enclave de la dictadura.

Han pasado los años sin que produzcan ninguno de los cambios ofrecidos, al contrario, hoy se “visten” con los éxitos económicos e internacionales que se logran gracias al sistema de Pinochet, la Constitución la maquillaron un poco para que ahora aparezca firmada por Ricardo Lagos.

Pero sin duda la Concertación ha tenido algunos éxitos notables, ha abarrotado la administración publica de personas allegadas a sus partidos, a inoculado en el país el peligroso virus de la corrupción y ha establecido un maléfico sistema por el cual ellos se victimizan y persiguen a sus adversarios.

Cabe destacar que a quienes destruyeron el país e intentaron llevarnos a una guerra civil espantosa se les está indemnizando generosamente, miles de millones de dólares, mientras que a quienes lo rescataron y reconstruyeron se les persigue y encierra en asquerosas mazmorras.

La gran obra modernizadora de la Concertación ha sido un fuerte cambio en la infraestructura del país, pero claro, sin poner un peso de dinero fiscal, las obras existentes se vendieron a consorcios internacionales para que las arreglaran y comenzaran a cobrarles a los ciudadanos.

Nuestros Gobernantes han demostrado una increíble ineptitud, además de unos inmensos afanes de enriquecimiento ilícito, son expertos en la “fabricación de eslóganes” pero absolutamente incapaces para producir algo que realmente beneficie a la Nación y al pueblo.

La pregunta que corresponde a la lógica es ¿Porqué son reelegidos? Y la respuesta es que nos han mentido y engañado de manera persistente, con el agravante de que no han escatimado los recursos del Estado para aferrarse al poder y han ejercido una intervención electoral brutal.

Vamos a mirar solo algunos temas, a la salud se le han más que cuadriplicado los presupuestos para obtener como resultado una salud deficiente, a la educación de le a casi quintuplicado los ingresos, para tener estudiantes que no aprenden y un serio retroceso en las mediciones internacionales.

Se planteo rehacer la red de ferrocarriles, la que fue inaugurada pomposamente por el Presidente Lagos, las maquinas compradas de segunda mano en España no alcanzaron a funcionar una semana. Hoy, como hace más de dos años, el tren sigue siendo el sueño de miles de sureños.

Se propuso un sistema de transporte público digno para la Capital, Transantiago, lleva 15 meses funcionando, con cuantiosas pérdidas, y los chilenos sienten que nunca han sido tan humillados y mal tratados, debiendo viajar en condiciones de verdaderos animales.

No vayan a creer que esto es todo, no hablaremos de los ilegales sobresueldos, de los inmorales desvíos de los dineros destinados a la creación de Trabajos de emergencia a los Partidos oficialistas, no nombraremos el Jarrón de la CORFO ni recordaremos que todavía vendemos cobre a China a US$ 1,50 por libra.

jueves, mayo 29, 2008

Nos falta petróleo o nos falta capacidad….

Nos falta petróleo o nos falta capacidad….

Desde hace ya algunos años escuchamos hablar sobre las alzas de precio de la energía, de la búsqueda de combustibles alternativos y somos testigos de una brutal incompetencia de las autoridades del país en estos temas.

Se han planteado las alternativas geotérmicas, eólicas, bio-combustibles, nucleares, solares y todo parece quedar enredado en la maraña burocrática que consume al país. No hace mucho la Presidente anuncio la producción de etanol con los residuos de madera.

Hace más de 60 años, durante el periodo de la segunda guerra mundial se descubrió que era factible fabricar petróleo tomando como materia prima el carbón mineral, del que como sabemos Chile posee inmensos mantos.

Hace no mucho tiempo, con la parafernalia que la caracteriza, la Presidente anunció el descubrimiento de un inmenso pozo de gas, capaz de abastecer a toda la zona sur del país, nunca más se supo del tema.
La Armada habría descubierto inmensos mantos gasíferos entre Valparaíso y Concepción, los anuncios se hicieron mostrando una serie de estudios, del tema no se ha vuelto a hablar nunca más.

La impresión que da es que tenemos todas las fichas puestas en la compra de gas en el exterior, para re-gasificarlo en Quintero, o en el abastecimiento de crudo proveniente de países que tienen grandes excedentes.

Nos parece que nuestras autoridades o no han comprendido la verdadera dimensión del problema, que restringe el crecimiento del país, o no saben de las necesidades geopolíticas de auto abastecerse de estos energéticos.

Cualesquiera que sea el problema es imprescindible poner en marcha al país tras una solución, pues no solo nos encontraremos con una inflación galopante, sino que además terminaremos indefensos ante cualesquier aventura de demagogos extranjeros.

Este no es un problema que afecte solo a la industria, a los camioneros o a los automovilistas, es un asunto de la más alta prioridad nacional que no puede seguir siendo dilatado, pues nos aleja del necesario desarrollo.

Nosotros no creemos en las capacidades de liderazgo de la Mandatario, ni confiamos en sus conocimientos, pero creemos que debe de ponerse a trabajar en el acto en solucionar esta problemática de manera inmediata.

De no hacerlo, con seguridad entregaremos a nuestros descendientes un país con un estado de desarrollo lamentable, incluso menos que primario, y dejaremos a nuestra gente sin alternativas de ninguna especie.



martes, mayo 27, 2008

La evolución del clientelismo.


La evolución del clientelismo.


El clientelismo siempre se asoció a esa forma de hacer política tan propia de estas latitudes, a través de la cual, el gobernante de turno condiciona las conductas de un sector de la población a cambio de favores públicos.

Tal vez nos acostumbramos demasiado a esa manera de degradar a una sociedad, de humillarla, de quitarle la dignidad. Y en ese juego suponemos, prejuicios mediante, que todo esto era viable solo con los mas débiles, con los que no tenían trabajo ni oportunidades, en definitiva, con los que menos tienen.

Es fácil creer que con ellos siempre fue más simple. Además no nos debe sorprender que hasta exista una "industria" que se dedica a esto de comerciar favores. Muchos grupos, debidamente organizados, piqueteros y de los otros, negocian sus "aportes" a cambio de vivienda, comida, dinero, puestos de trabajo, subsidios y cuanto podamos imaginar.

Ellos están siempre listos para ayudar a "la causa" con la tarea que hubiera que hacer. Participar en un acto político, llevar adelante un piquete, manifestar contra alguien, realizar trabajos de inteligencia, expresarse mediaticamente, o simplemente estar disponible para lo que se precise.

El gobierno tiene recursos, ajenos por cierto, para sostener esta maquinaria, pagando esos favores con creces. Esto le garantiza un ejército político profesional, rentado, una estructura territorial profunda que se construye desde el barrio mas pequeño de una comuna, pasando por municipios, provincias y el mismo Estado Nacional.

Tienen soldados de la causa, siempre listos, en cada punto de nuestra geografía. Almas compradas, arrendadas en realidad, que no necesariamente comulgan con los ideales del líder circunstancial. Solo han decidido alquilar por algún periodo, sus vidas y su tiempo a este poderoso de turno.

Saben que este método les garantiza supervivencia, y hasta progreso material. Inclusive en algunos casos hasta una nada despreciable cuota de poder, de influencia y de valiosas relaciones.

Su costo es bien caro por cierto. Debieron entregar a cambio su mayor valor, su dignidad. Tal vez, para algunos, esto no tenga demasiada importancia, pero difícilmente puedan conseguir que sus hijos se sientan orgullosos de la manera en la que obtienen el sustento. Algún día se darán cuenta, y probablemente sea tarde.

Ambos, el que humilla y el que se deja humillar, son perversos personajes en este presente. No existen inocentes, ni pobres víctimas en esta historia.

El que ejecuta el clientelismo como estrategia, como herramienta, utilizando tan bajos recursos, lo hace a conciencia. Usa recursos ajenos, públicos, que detrae de los que se esfuerzan generando riqueza para construir su estructura de poder, que supone propia, pero que financia con los dineros de todos. Ya lo decía Frederic Bastiat, "El Estado es esa gran falacia que permite a muchos vivir a costa de todos los demás."

El otro, el que recibe lo favores a cambio de entregar su dignidad, también lo hace a conciencia, aunque tal vez lave sus culpas autocompadeciéndose, y asumiendo su imposibilidad de encontrar otro camino para darle sustento a su familia.

Seguro que es un atenuante, pero de manera alguna justifica la actitud de hacer lo impropio. Si aceptáramos ello, deberíamos tolerar con idéntica lógica que alguien pueda delinquir para ganarse el pan de cada día. Existen otras formas mucho más dignas que no solo permiten lograr ingresos para sustentar los hogares, sino que también ayudan a generar esa sensación de sentirse útil para la sociedad, de poder mirar a los ojos a sus hijos y mostrarles el camino del esfuerzo, con el propio ejemplo.

Es más difícil que canjear favores, pero sin duda alguna, tiene un ingrediente extra que se llama orgullo.

Este ha sido el mecanismo clásico del clientelismo. Dominar a los más débiles, degradarlos, hacerles creer que esta será la única manera de obtener algo. Ellos, los políticos, son su chance mas lineal, de eso se trata. Mientras tanto, tienen modernos esclavos a sus pies.

Pero cuando todo parecía estar inventado aparecen perfeccionadas maneras de sumar protagonistas a estas formas clientelares que la política contemporánea es capaz de crear y recrear.

Es que el clientelismo no se conforma con arrodillar a los más débiles, ahora también va por los que producen, por lo que si tienen para comer. Muchos industriales desde hace algún tiempo ya forman parte del club. Ellos son tan mercenarios como los otros. Solo que la ambición en este caso no pasa por la mera supervivencia, sino por enriquecerse cosechando privilegios. No deben esmerarse por ser eficientes, buenos empresarios, ni mucho menos. Solo son especialistas deambuladores de los pasillos oficiales.

Ellos no canjean solo su dignidad. Son soldados de la causa de turno a su manera. Financian campañas, brindan apoyo y hasta dan lustre a quienes solo pueden acceder de esta manera a ciertos estratos sociales que no compra el dinero.

Ahora están embarcados en un nuevo proyecto. Están decididos a sumar a los hombres de campo. Se han encontrado con un hueso mas duro de roer de lo que creían. Esta gente sabe de trabajo, de sacrificios, y les sobra dignidad. Por eso tal vez, el oficialismo, esté empeñado en lograr esa sumisión y de allí este perverso juego de retenciones y reintegros, esta propuesta casi irracional de "te saco todo pero te devuelvo algo".

Es que sin esa ida y vuelta, no les deberían favores. Sin esa necesaria cuota de arbitrariedad que el clientelismo requiere no podrían tenerlos a sus pies. Es una mezcla de finalidad recaudatoria, con venganza ideológica. Sumarlos al clientelismo reinante es una forma de humillarlos y dejarlos rendidos.

La batalla se esta librando hace tiempo con estos pretendidos nuevos integrantes de la familia del clientelismo. Por ahora resisten con discutible éxito. Veremos como termina esta nueva y sofisticada etapa. Tienen, los hombres de campo, una oportunidad histórica de demostrar que se puede evitar esta repetida escena de arrodillarse ante el poder.


Alberto Medina Méndez
Corrientes – Corrientes – Argentina

lunes, mayo 26, 2008

La clase media se muere…

La clase media se muere…

Para la mayoría de las dueñas de casa, también para los hombres, se ha convertido en una experiencia difícil ir a realizar las compras del mes a un supermercado, los precios son remarcados a diario, mientras nuestros escuálidos ingresos no son reajustados casi nunca. La publicidad nos llama desesperadamente a consumir, mientras debemos hacer filigranas para alimentar a los nuestros.

Los lácteos, el pan, la carne, las verduras, las frutas, el arroz, los cereales, se están transformando en manjares inalcanzables y lo que es peor, lentamente se esta deteriorando la alimentación familiar. Comenzamos por rebajar la calidad a los productos más baratos esos con marca del supermercado, pero ya las alternativas también están fuera de nuestro alcance.

Antes bastaba con trabajar para poder satisfacer las necesidades básicas de mantención de la familia y hasta alcanzaba para en algunas oportunidades poder darnos algún gusto extra. La Inflación que se ha desatado simplemente ha exterminadlo nuestro poder consumidor y la familia comienza a sentir como aprieta el estomago el cinturón imaginario de la pobreza.

Para nosotros, que somos de esa vilipendiada clase media, a la que se moteja de rica, no existe ningún tipo de ayuda, todo lo contrario, somos asfixiados con impuestos monstruosos que se nos aplican por el delito de tener un automóvil, intentar vestir de manera decente o por la compra de los productos más indispensables. Somos el jamón del sándwich entre un estado rico y los más pobres.

La situación se complica, pero los dividendos siguen subiendo con la maldita Unidad de Fomento, la colegiatura de los niños llega a tener valores irracionales y las Universidades han llegado a tener aranceles que son simplemente impagables. Pero hay que pagar, porque o si no al DICOM y desaparecemos del mundo de los simples mortales.

Las grandes tiendas conocedoras de la situación han emitido millones de tarjetas de crédito, muchas de ellas sin tomar los mínimos resguardos y de manera bastante irresponsable, y estamos cayendo en el absurdo de endeudarnos para satisfacer las necesidades básicas, ciertamente a intereses que resultan simplemente monstruosos y que cavan a diario nuestra tumba.

Se habla mucho de la clase media, que sin duda es la que mueve el país, la que innova, pero llegado el momento de necesitar ser salvada, en el mejor de los casos recibimos un salvavidas de plomo, en calidad de crédito, que termina por arruinar para siempre nuestras vidas.

No queremos dadivas, no queremos regalos, queremos que ahora que el Estado esta archimillonario tenga misericordia de nosotros, nos rebaje impuestos irracionalmente altos, como el de los combustibles o el IVA, y proporcione las condiciones para que podamos poner en marcha nuestras capacidades creando empresas que produzcan y proporcionen trabajo.