practica su mejor argumento democrático
con una metralleta, en la otra se reproducen
sus palabras que indican que no hay harina
para hacer pan más que para 3 o 4 días.)
Recordando esos tiempos duros......,
por Mario Montes, Director de Diario
Han pasado más de 37 años y ya hemos olvidado los sufrimientos provocados por la unidad popular en su intento por instaurar un régimen similar al de Cuba, convirtiéndonos, como lo dijera el propio Allende, en los “hermanos menores” de la ex URSS.
Sin duda fueron tiempos duros en los que no bastaba con el privilegio de tener un trabajo para “conseguir” la alimentación necesaria para nuestros hijos, había, además, que ser amigo de los Gobernantes y estar inscrito en las JAP para tener opción de conseguir algo.
Vemos lejana la permanente agitación, el adoctrinamiento de los jóvenes en los establecimientos educacionales, el pisoteo a la Legislación y a la Constitución, ni nos acordamos de los temores con que salía la gente de su casa sin saber si retornaba.
Las tomas de viviendas, industrias y campos eran de ocurrencia diaria, los grupos armados campeaban por el país, la descalificación y el insulto habían reemplazado a los argumentos, la amenaza de “paredones” era permanente, el hambre se apoderaba del país.
Se nos ha tratado de convencer que el desabastecimiento fue provocado por los enemigos del pueblo, los ricos, no permitiendo que recordemos que la producción estaba en manos de interventores del Estado y la distribución era férreamente comandada por el General Bachelet.
El pan, un pollo, la leche, un poco de aceite, la harina, los cigarrillos, el gas licuado, la parafina, la bencina, el papel higiénico o la carne pasaron a ser productos suntuarios, que no estaban al alcance de la mayoría de los chilenos solo encontraban en el floreciente mercado negro a precios exorbitantes.
Al tratarse el tema de la violencia solo se recuerda a Patria y Libertad, pero ocultando, convenientemente, que desde el Gobierno se fomentaban los grupos armados de la izquierda y que el propio Mandatario tenía su propio “grupo de amigos personales”, GAP.
Se ha pretendido que los que paralizaron el país, los camioneros, los comerciantes, los trabajadores del cobre u hasta los campesinos eran “agentes de la CIA” y pagados por el oro yanqui, en circunstancias que solo eran un pueblo agobiado por la falta de libertades.
Fruto de la amnesia que nos han inducido hemos relegado el llamado popular a la Fuerzas Armadas y de Orden para que terminaran con la experiencia socialista o los desesperados llamados de los partidos de oposición, entre los que se encontraba la DC criolla, para derrocar al Gobierno.
Recordar la verdad de aquellos tiempos, en los que la predica de odiosidades era permanente, en los que se pretendió dividir al país para provocar una guerra civil fratricida es una vacuna para no tropezar nuevamente con la misma piedra y hacerle el quiete a la locura extranjerizante.
Se ha intentado demostrar que las Fuerzas Armadas tenían ambiciones de poder y estaban politizadas, la realidad es que estos se encontraban tranquilamente en sus cuarteles hasta que Allende los sacó para intentar quebrar los movimientos sociales en su contra.
Sin duda fueron tiempos malos, tres larguísimos y durísimos años, que es necesario que recordemos, no para provocarnos autocompasión por lo que sucedió, sino que como un remedio que evite que cometamos nuevamente la torpeza de entregarnos al populismo demagógico.