martes, marzo 13, 2007

Verdaderos mercaderes de ilusiones.


Los mandatarios izquierdistas del cono sur pretenden dar imágenes distintas sobre sus actuaciones gubernamentales, mientras Chávez trata de llevar su enfrentamiento con Estados Unidos por toda la zona, nos encontramos con algunos vendiendo la imagen de moderados, aunque actúan con mano de hierro, como Kirchner, u otros, que como Bachelet, tratan de inspirar cariños filiales, mientras imponen a la ciudadanía posturas rigidizantes y prestan oídos sordos a las necesidades populares.

Aunque los métodos sean distintos a los pregonados por “papá” Castro, la impronta es la misma, la búsqueda de implantar regímenes autoritarios, aunque disfrazados de democráticos, que les permitan reemplazar a esas clases burguesas a las que envidian, cambiándolos por nomenclaturas partidarias.

Para quienes siguen escuchando los cánticos de la sirena marxista puede aparecer como un tema de los pasados años 70, que tanto dolor provocaron a nuestros pueblos, aunque la realidad solo debe señalarnos que los lobos se han cubierto con pieles de oveja, siendo los fines perseguidos los mismos.

Parece cierto que han cambiado la metodología, los valores morales son destruídos con el fomento de disvalores, como el divorcio, la eutanasia o el aborto, mientras el aparato estatal es desmontado en medio del desprestigio que la corruptela instalada por los mismos gobernantes ha producido. Las FFAA han sido neutralizadas con amenazas y viles chantajes, además de acusaciones por actos provocados por las guerrillas dirigidas por los que se han encaramado al poder.

Aparentemente la sociedad se encuentra inerme ante el ataque solapado de esta oleada de nazismo rojo, que utilizando el engaño y las necesidades de las mayorías se aúpa en el poder. Las reacciones son débiles, sea por cobardía y/o comodidad, sumados a los temores de un aparato gubernamental cada vez más poderoso.

No debemos seguir esperando que otros tomen las banderas de la defensa de nuestros valores cristianos occidentales ni de nuestras libertades, cada uno en su ámbito debe transformarse en un activista de esta noble causa. La oficina, el taller, el sindicato, los clubes deportivos, las juntas de vecinos, las reuniones de amigos, y aún la familia son el escenario donde debemos dar la lucha.

Muchos dirán que es un intento de politizar las actividades de las organizaciones de base, como una forma de inhibirnos, mientras ellos realizan su ataque frontal en esos mismos campos de “batalla”.

Las Sociedades que marginan a Dios de su vida van directamente al despeñadero y la corrupción, rápidamente son destrozadas por las fuerzas malignas que dirigen las odiosidades rojas.

No olvides, la metodología la han cambiado, pero sin duda alguna son los mismos y con las mismas ideas totalizantes con que defendían la dictadura del proletariado en la URSS o la democracia de la Alemania del Este.

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