Energías y dumping ecológico,
por Karin Ebensperger.
Dumping ecológico es un concepto que hoy influye con fuerza en las relaciones internacionales. Tal como el dumping social -contra países que exportan productos baratos a costa de la explotación de niños o sin leyes sociales adecuadas- el dumping ecológico es un tema de creciente relevancia: los países que tienen hoy leyes medioambientales exigentes consideran que es competencia desleal que otras naciones compitan con costos menores debido a que no consideran la huella ecológica.
La Huella de Carbono o ecológica mide todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas directa o indirectamente por personas, organizaciones, productos, servicios o Estados. Se evalúa toda la cadena de producción, transporte y abastecimiento, para mejorar la eficiencia y disminuir las emisiones contaminantes.
El sistema comercial internacional se está poniendo cada vez más estricto en esta materia. Es cierto que a veces hay intereses creados, y que sectores proteccionistas se suelen refugiar bajo el manto de las acusaciones de dumping ecológico o dumping social. Pero es innegable que el fondo del asunto en sí es importante, y llegó para quedarse. La protección ambiental es un aspecto que ningún país podrá soslayar en el futuro.
Chile tiene que mejorar su matriz energética. Para lograrlo, el concepto clave es ordenamiento territorial. Es decir, la política ambiental y la energética deben ser consideradas estratégicas. No puede aprobarse una central energética por aquí y otra por allá, sin analizar el territorio como un todo. Se requiere un plan que permita a las comunidades y a las empresas saber a qué atenerse, cuáles serán las zonas del país que jamás podrán alterarse, y considerar los respectivos incentivos y compensaciones.
El tema es muy difícil. Los países que se desarrollaron antes de que existiera esta conciencia ecológica tienen ahora grandes recursos para invertir en caras soluciones. Dinamarca y Alemania son líderes en Energías Renovables no Convencionales (ERNC), y sobre todo en eficiencia energética.
En los parlamentos de muchos países se están discutiendo diversos proyectos de ley que aplicarán impuestos a productos con alta huella de carbono. Ya existe un Protocolo del Vino, elaborado por distintas agencias que clasifican las emisiones de CO2 asociadas a esa actividad. En Brasil, Petrobras y otras compañías ya se someten voluntariamente a mediciones internacionales de CO2. La Huella de Carbono es solicitada por grandes empresas de retail de Europa. En Francia entrará en vigencia el 1 de enero de 2011 la "Ley Grennelle", que obligará a informar la huella de carbono a los productos importados.
Hay países que tienen la ventaja de contar con energías limpias de base. Perú, cuya economía está creciendo fuerte, cuenta con gas natural -poco contaminante- en Camisea-, y además gran parte de sus recursos energéticos provienen de las hidroeléctricas de la zona amazónica. Su huella de carbono como país, entonces, es relativamente buena, lo que hará más competitivos sus productos.