viernes, mayo 09, 2008

¿Por qué no olvidar a los rojos?

En un mensaje que no contestamos un lector nos preguntaba sobre los beneficios que podría tener referirse crudamente a los actos anti humanitarios cometidos por el comunismo, si era necesario denunciar a personajes como el Che Guevara, mientras otro nos advertía que los errores que hubiera cometido se justificaban porque era un ser humano con defectos y virtudes.

Lo primero nos parece indispensable, pues si nos descuidamos ni siquiera necesitarán esforzarse mucho para tenernos con las libertades coartadas y nuestros derechos totalmente amagados. Personajes como Guevara, a los que han cubierto con un halito heroico y mesiánico es preciso denunciarlos, pues en caso contrario corremos el peligro de caer en poder de imitadores.

Hemos hecho un renglón aparte para responder a las justificaciones del segundo visitante, pues, siguiendo esa lógica, encontraríamos argumentos muy similares para justificar a los más grandes carniceros de nuestra historia y para pretender argumentar a favor de monstruos como Hitler o Stalin, que en conjunto provocaron más de 200 millones de muertos.

El discurso anti imperialista y del “arrebatamiento” de las riquezas básicas ya resulta bastante obsoleto, a lo mejor hace una centuria era más atractivo, pero hoy, el enriquecimiento de países con materias primas demuestra la falsedad de la premisa del saqueo, por lo menos en esta época, pues, no existe cosa más fácil que aplicar impuestos, hasta confiscatorios, a las explotaciones de riqueza natural.

En todo caso, a nuestro increpador, que pensamos es un joven de corta edad le diremos que solo la experiencia le enseñara a distinguir la paja de la semilla, pues, al repetir las consignas que la tenido permanentemente el “comunismo”, se halle disfrazado bajo cualesquier nombre, son las mismas que idearon los ideólogos de la ex URSS y que han demostrado desastrosos resultados.

Los experimentos socialistas han fracasado en todo el mundo, se hayan instaurado por la violencia, mayoritariamente, o por la vía de las elecciones, básicamente porque no considera variables importantes como la esperanza de dar a nuestras familias una mejor vida que la que hemos tenido o las legitimas ambiciones de lograr desarrollarnos en actividades personales productivas.

Cuando existe un solo patrón, porque es el propietario de todos los bienes productivos y de toda la producción, las condiciones de vida de los trabajadores comienzan a decrecer en beneficio de las burocracias políticas, a la vez que por defectos de la planificación los bienes comienzan a escasear o a ser de ínfima calidad, o simplemente a ser entregados solo a los “militantes” y negados al resto de la sociedad.

Los ejemplos están tan a la vista, Cuba tuvo ciertas demostraciones de avance mientras fue subsidiada por los rusos, cayó el Imperio Soviético, y la “admirada” isla se hundió en las inercias de la miseria y las necesidades. La misma URSS, perdió su poderío al demostrar que no se la pudo con los afganos y simplemente se disolvió sin que quedara piedra sobre piedra.

A nuestros amigos advertimos, en la vereda del frente son profesionales de la fabricación de eslóganes, técnicos avanzados en el aprovechamiento del sufrimiento de los demás, expertos en ese complicado “arte” de la mentira y el engaño, descuidarse, es seguramente terminar esclavizados, como pueden comprobar miles de millones de personas que han padecido de su poder.

El dejar hacer, Laissez Faire, no deja de ser una reacción cómoda y hasta cierto punto cobarde, pues el no advertir de los peligros que nos acechan es convertirnos en cómplices de quienes quieren subyugarnos y suprimirnos todos los derechos que hemos ganado con las épicas luchas de nuestros antepasados, que dieron sus vidas por un como futuro mejor.