martes, febrero 23, 2010

Schumpeter y el millón de empleos, Por José Ramón Valente.


Schumpeter y el millón de empleos,

Por José Ramón Valente.

La creación de un millón de empleos es una de las promesas de la campaña de Sebastián Piñera de la cual se continúa hablando profusamente. La opinión publica, con toda razón, parece decidida a exigirles al Presidente electo y su flamante equipo de colaboradores el fiel cumplimiento de dicha promesa. Para ser precisos, lo prometido por Piñera es crear 200 mil empleos por año, lo cual implica que el millón de empleos se alcanzaría el año 2014. Ese puro hecho ya es fuente de críticas por parte de algunos analistas, pero si Ud. me lo permite, preferiría pasar al tema de fondo.

En los últimos diez años, en Chile se han creado empleos a un ritmo de tan sólo 100 mil por año. Adicionalmente, por todos lados escuchamos que Chile requiere aumentar su productividad, es decir, hacer más cosas usando menos recursos, pero uno de esos recursos es justamente la mano de obra. Ergo, se requiere producir más usando menos mano de obra. ¿Cómo diablos lo va a hacer Piñera entonces para cumplir su promesa?

La respuesta instantánea, casi refleja, a esta interrogante es mayor crecimiento económico, pero eso suena como las candidatas a Miss Universo deseando la paz mundial. Seguro que todos queremos más crecimiento y que dicho crecimiento venga de la mano de mayor demanda por mano de obra, la cuestión es cómo se logra eso. Me parece que la famosa expresión “creación destructiva”, que popularizó el destacado economista austriaco Joseph Schumpeter, podría darnos algunas luces al respecto.

La expresión “creación destructiva” se refiere en términos muy simplificados a la necesidad de que para que exista progreso económico las actividades que no son rentables deben dar paso a las actividades que sí lo son, de manera que liberen los recursos que estas últimas requieren para desarrollarse. Una reciente publicación de la oficina del censo de EE.UU. es probablemente la forma más fácil de ilustrar la relación entre “creación destructiva” y el desafío del millón de empleos de Piñera. De acuerdo al estudio “Jobs Created from Business Startups in the United States”, en el periodo 1980-2005, las compañías nuevas (Startups) en Estados Unidos aportaron en promedio un 3% del empleo total cada año. Para el mismo periodo el empleo neto creado por el sector privado fue de tan sólo un 1,8% anual. Esto quiere decir que sin la contribución del empleo creado por los nuevos emprendimientos, la creación de empleo en la economía norteamericana habría sido negativa. Esta sorprendente evidencia muestra no sólo la importancia de tener instituciones que faciliten la creación de nuevas empresas y una sociedad que valore a los emprendedores, sino también permite resolver el puzzle de cómo es posible aumentar la productividad de las empresas existentes y a la vez crear 200 mil empleos al año.

Quienes piensen que la solución al problema del empleo en Chile pasa por un par de arengas a los dirigentes de la Sofofa o la CPC y unos cuantos millones de dólares destinados a subsidiar a las compañías para que mantengan a sus empleados realizando labores poco productivas, están profundamente equivocados. Chile ha retrocedido silenciosa pero continuamente en los rankings internacionales entre las economías más propicias para la creación de nuevas empresas. Los mismos rankings tan recurridos por el gobierno saliente, que nos ubican como ejemplo de manejo de nuestras finanzas públicas, señalan que nuestro país ha pasado del lugar 25 al lugar 49 en tan sólo cuatro años entre las naciones más propicias para iniciar un nuevo negocio. Si el gobierno entrante no es capaz de revertir esta situación, tampoco será capaz de cumplir su promesa de un millón de nuevos empleos. Sólo creando las condiciones para que se libere la capacidad emprendedora de nuestros jóvenes empresarios y permitiendo las flexibilidades necesarias para que nuestras empresas, públicas y privadas, operen en forma lo más eficientemente posible podremos tener a la vez una economía competitiva, con capacidad de crecimiento, y lograr la meta de derrotar el desempleo y crear un millón de empleos de aquí al 2014.