viernes, mayo 09, 2008
Ruleta rusa y política.
La ruleta rusa es un “juego” brutal, en el que se mete una bala en el cilindro de un revolver, se hace girar la nuez del armas y se aprieta el gatillo, como es obvio, en este juego suicida gana aquel que queda con vida.
La sola descripción de esta forma de “distracción” provoca estremecimientos en las personas dotadas de alguna normalidad, capacidad de raciocinio y/o con valores morales distintos a los de los “jugadores”
Sin duda, este “deporte”, como sinónimo de entretención, es minoritario, gracias a Dios, pero es perfectamente asimilable a cosas que hacemos a diario en nuestras vidas y que implican inmensos peligros.
Atravesar las calles en los lugares no señalizados, peor aún a mitad de cuadra, podría ser el símil perfecto de cómo arriesgamos nuestra vida sin necesidad, solo por ganar unos segundos en nuestro camino.
Similar es la situación de aquellos enfermos, generalmente padecientes de graves enfermedades, que por temores, motivos religiosos o flojera, no acceden a los tratamientos recomendados por la medicina.
Sin duda, estos dos ejemplos son impactantes, básicamente porque los vemos o practicamos a diario sin tomar conciencia real de lo que implicaría un accidente o la resolución de las situaciones.
En nuestra vida ciudadana enfrentamos los mismos peligros, pero esta vez edulcorados con lindas promesas, falsas apreciaciones de la realidad y engañosos planes que nos prometen nuestros políticos.
Volviendo al símil de la “ruleta rusa” hemos apretado 4 veces del gatillo sin que haya salido la bala, por esos estamos vivos como país, pero el riesgo de apretarlo por quinta vez sube al 50%.
No gatillemos nuevamente el revolver, los ganadores hasta el momento han ocasionado graves daños, a pesar de tenerlo todo para hacerlo bien, y decidamos cambiar a los moradores de La Moneda.
Sería un suicidio elegir nuevamente a quienes nos han demostrado una extrema incapacidad, una inmensa inmoralidad, a los que nos han burlado y faltado el respeto permanentemente.
Por el futuro de nuestros hijos, por las oportunidades para los trabajadores, por la salud de los viejos, por la educación de los niños, debemos forzar legalmente el “despido” de las autoridades.
Nuestro voto tiene valor, démosle el valor y la fuerza necesaria, nuestra fuerza conjunta simplemente debe mover “gobiernos”, pues les elegimos para solucionar nuestros problemas.