Imagen: Billetes antiguos, hasta $5, lo que demuestra
hasta que punto la inflación no ha ido comiendo los ingresos
Impuesto Inútil Resulta Tonto
Javier Fuenzalida A., Economista, Universidad Finis Terrae
El fisco tiene una predilección por los impuestos indirectos y dentro de ellos los que gravan los bienes cuya demanda es inelástica. El impuesto a los combustibles es uno de ellos. Recauda US$1.800 millones, a lo que se suma el IVA correspondiente por US$3.300 millones al año. Es uno de los más rendidores porque nuestras ciudades y sus conexiones viales se desarrollaron cuando el combustible era barato (US$4 por barril hasta los años '70). Una subida violenta de su precio como ocurrió con la crisis petrolera de los '70 y las alzas actuales no modifican el consumo físico porque no podemos convertir de la noche a la mañana nuestras ciudades horizontales en verticales y no podemos desconcentrar geográficamente el país.
Algunos defienden este impuesto porque disminuiría el tráfico vehicular y con ello la contaminación del aire. Falso, porque la demanda es tan inelástica que la cantidad consumida no varía. Sostienen también que con esos ingresos se mantiene y mejora la red vial y las calles. Falso, porque su recaudación va a fondos generales de la nación y porque un importante kilometraje de las carreteras ahora son pagadas. No tiene asidero.
Por otra parte, se olvida que la mera imposición de un impuesto genera un costo neto de bienestar para la sociedad. Los consumidores y oferentes perderán el beneficio que obtenían antes del impuesto (excedente del consumidor y del productor en la jerga económica). La recaudación del Gobierno, a pesar que vuelve a la sociedad en la forma de bienes y servicios gratuitos proporcionados por el estado, es menor que esas pérdidas, cosa que sabe cualquier estudiante de economía.
En la realidad los impuestos se gastan en bienes públicos, pero también se despilfarra en la ineficiencia de la burocracia estatal, y hoy, en una creciente corrupción: MOP, Ministerio de Educación, EFE, Correos, Chile Deportes, Gendarmería, etc.
Bachelet ha manifestado su gusto por gobernar con las organizaciones civiles. En la práctica, las escuchadas y atendidas son las que tienen mayor peso político o coercitivo como los pingüinos, los profesores, los trabajadores del cobre, la CUT y hoy los transportistas, que celebran la devolución del impuesto a los combustibles, mientras quedan mirando las organizaciones civiles sin peso como los taxistas, transporte escolar, los automovilistas, los jubilados, cesantes y pobres carentes de poder. Una persona me dijo que estamos en una “upecita”.
Dada la inutilidad de este impuesto, así como otros que he mencionado, y su torpe resultado, amerita insistir ante nuestro ministro cajero de Hacienda la urgencia de eliminar esos tributos, porque la modernización del estado no requerirá de tantos recursos y porque así se incentiva el crecimiento como tan brillantemente lo ha expuesto en varios de sus trabajos académicos
(Tomado de www.estrategia.cl)
Javier Fuenzalida A., Economista, Universidad Finis Terrae
El fisco tiene una predilección por los impuestos indirectos y dentro de ellos los que gravan los bienes cuya demanda es inelástica. El impuesto a los combustibles es uno de ellos. Recauda US$1.800 millones, a lo que se suma el IVA correspondiente por US$3.300 millones al año. Es uno de los más rendidores porque nuestras ciudades y sus conexiones viales se desarrollaron cuando el combustible era barato (US$4 por barril hasta los años '70). Una subida violenta de su precio como ocurrió con la crisis petrolera de los '70 y las alzas actuales no modifican el consumo físico porque no podemos convertir de la noche a la mañana nuestras ciudades horizontales en verticales y no podemos desconcentrar geográficamente el país.
Algunos defienden este impuesto porque disminuiría el tráfico vehicular y con ello la contaminación del aire. Falso, porque la demanda es tan inelástica que la cantidad consumida no varía. Sostienen también que con esos ingresos se mantiene y mejora la red vial y las calles. Falso, porque su recaudación va a fondos generales de la nación y porque un importante kilometraje de las carreteras ahora son pagadas. No tiene asidero.
Por otra parte, se olvida que la mera imposición de un impuesto genera un costo neto de bienestar para la sociedad. Los consumidores y oferentes perderán el beneficio que obtenían antes del impuesto (excedente del consumidor y del productor en la jerga económica). La recaudación del Gobierno, a pesar que vuelve a la sociedad en la forma de bienes y servicios gratuitos proporcionados por el estado, es menor que esas pérdidas, cosa que sabe cualquier estudiante de economía.
En la realidad los impuestos se gastan en bienes públicos, pero también se despilfarra en la ineficiencia de la burocracia estatal, y hoy, en una creciente corrupción: MOP, Ministerio de Educación, EFE, Correos, Chile Deportes, Gendarmería, etc.
Bachelet ha manifestado su gusto por gobernar con las organizaciones civiles. En la práctica, las escuchadas y atendidas son las que tienen mayor peso político o coercitivo como los pingüinos, los profesores, los trabajadores del cobre, la CUT y hoy los transportistas, que celebran la devolución del impuesto a los combustibles, mientras quedan mirando las organizaciones civiles sin peso como los taxistas, transporte escolar, los automovilistas, los jubilados, cesantes y pobres carentes de poder. Una persona me dijo que estamos en una “upecita”.
Dada la inutilidad de este impuesto, así como otros que he mencionado, y su torpe resultado, amerita insistir ante nuestro ministro cajero de Hacienda la urgencia de eliminar esos tributos, porque la modernización del estado no requerirá de tantos recursos y porque así se incentiva el crecimiento como tan brillantemente lo ha expuesto en varios de sus trabajos académicos
(Tomado de www.estrategia.cl)