miércoles, abril 02, 2008
El hambre como arma política.
Parece paradigmático, donde llegan al poder las fuerzas de la izquierda, esa que se disfraza de popular, desaparecen los alimentos, la producción se desincentiva, comienza a hablarse o a practicarse el racionamiento y los gobernantes, siempre culpan de esta situación al “egoísmo” del sector productivo y a intenciones sediciosas que solo existen en sus afiebradas mentes.
Los ejemplos a nivel mundial están a la vista de quien quiera mirarlo, en la ex Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas se utilizó el hambre como herramienta política y de eliminación de adversarios, con millones de víctimas, Cuba hizo otro tanto, al igual que el Chile de Allende. En la actualidad los pueblos de Argentina, Venezuela, Bolivia y Nicaragua enfrentan el desabastecimiento.
Algunos podremos pensar que es el resultado de la incapacidad e impericia de estos equipos que llegan a hacerse cargo de las administraciones, pero, la coincidencia de que sucede con todos debe hacernos pensar que en este resultado, que ciertamente no es casual, hay una premeditación, y que existe el objetivo, no declarado ciertamente, de dominar al pueblo por el estómago.
Nadie puede dudar que el sistema es efectivo, pues acompañado de la nacionalización, sea esta legal o ilegal, de las fuentes de producción, las posibilidades de trabajar también dependen de “estar bien” con el nuevo patrón, porque en caso contrario la persona, y con ello su familia, es condenada al desempleo y a la imposibilidad de alimentar a sus hijos.
Es efectivo, porque logra los fines que buscan quienes lo utilizan, pero que el procedimiento es inmoral e inhumano tampoco es algo que ninguna persona racionalmente pueda discutir. Totalitarismo se llama a ese sistema “siniestro” que usa cualesquier método o medio para lograr sus fines de obtener el poder total, subyugando al resto de la población.
Si no fuese por lo trágico de la situación que hemos descrito, sería digna de reírse, de gobiernos que en el primer paso simplemente “eliminan” a sus adversarios por el sencillo método de asesinarlos y en una segunda instancia lo “chantajean” con la alimentación de sus hijos, se transformen en el discurso y en su propaganda en defensores de los derechos humanos y de las clases débiles.
Sin duda alguna, como lo denunciamos de manera permanente, los seguidores de Karl Marx y sus asociados de cualesquiera de las Internacionales Socialistas, son profesionales de la mentira y el engaño, y utilizando las armas de control mental diseñadas tras la Cortina de Acero, como la psicopolítica, manejan a su antojo a las grandes masas, a las que les muestran solo el espejismo de sus promesas.
Tan peligrosos como los marxistas, sean estos leninistas, estalinistas, maoístas o de cualesquier otro “ista” son los que ellos denominan como los “compañeros de ruta” o “tontos útiles” , los que como Kerensky en Rusia o la Democracia Cristiana en América, les preparan el camino, hacen imposibles las reacciones y les entregan mansamente el poder a las sanguinarias garras rojas.
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