Hace 37 años ganó las elecciones presidenciales don Salvador Allende Gossens, quien mediante engaños y manipulaciones logró el apoyo de la Democracia Cristiana para ser ratificado por el Congreso. Allende, que asumió el 4 de Noviembre de ese año, lo hizo en un proceso totalmente Constitucional, lo que legitimaba su llegada al poder.
Sus intentos por hacerse del poder total, su escaso respeto a la Constitución y las Leyes, el manejo desaprensivo de la economía que destruyó la productividad nacional, la degradación moral, su abusivo intento de estatizarlo todo, al margen de la legislación, la falta de alimentos básicos, quitaron legitimidad al proceso.
Todos otros poderes del Estado, Justicia y Parlamento, declararon la ilegalidad del régimen, la Contraloría tuvo arduo trabajo intentando custodiar la legalidad de la administración. El pueblo, organizaciones sindicales, patronales, estudiantes, campesinos presionaban para poner fin al traumático experimento.
Los 1000 días negros del Gobierno de Allende se caracterizaron por la completa sumisión a los intereses de la Unión Soviética, al mando de Fidel Castro, fueron de una constante prédica de odios y de enfrentamiento social. Fueron mil días que terminaron con la convivencia nacional, con la institucionalidad y con la posibilidad de progreso nacional.
Hoy la publicidad izquierdista, que además cuenta con todos los medios del Estado, nos quiere convencer que el alcohólico ex Presidente era un demócrata y que hizo un buen Gobierno.
Sus intentos por hacerse del poder total, su escaso respeto a la Constitución y las Leyes, el manejo desaprensivo de la economía que destruyó la productividad nacional, la degradación moral, su abusivo intento de estatizarlo todo, al margen de la legislación, la falta de alimentos básicos, quitaron legitimidad al proceso.
Todos otros poderes del Estado, Justicia y Parlamento, declararon la ilegalidad del régimen, la Contraloría tuvo arduo trabajo intentando custodiar la legalidad de la administración. El pueblo, organizaciones sindicales, patronales, estudiantes, campesinos presionaban para poner fin al traumático experimento.
Los 1000 días negros del Gobierno de Allende se caracterizaron por la completa sumisión a los intereses de la Unión Soviética, al mando de Fidel Castro, fueron de una constante prédica de odios y de enfrentamiento social. Fueron mil días que terminaron con la convivencia nacional, con la institucionalidad y con la posibilidad de progreso nacional.
Hoy la publicidad izquierdista, que además cuenta con todos los medios del Estado, nos quiere convencer que el alcohólico ex Presidente era un demócrata y que hizo un buen Gobierno.
Allende ganó los comicios con poco más de un 36% de la votación, apesar de aquello pretendió imponer la dictadura del proletariado con el poder que le daban sus bandas armadas y el apoyo de unos 15 mil extremistas extranjeros. Para lograr sus fines, contaba además con el apoyo de la Cuba Castrista, que instruía a los paramilitares.
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