lunes, septiembre 01, 2014

Desarticulación Nacional, por Hermógenes Pérez de Arce.







Desarticulación Nacional,
por Hermógenes Pérez de Arce.


      Los socialistas no conocen la naturaleza humana. Si la conocieran, no serían socialistas. Cuando están en el Gobierno creen que pueden aplicar sus medidas, cambiando a la sociedad, sin que los miembros de ella cambien su comportamiento. Y porque están equivocados es por lo que han fracasado una y otra vez en el Gobierno de los países.


      Cuando terminó la II Guerra Mundial, en Gran Bretaña ganaron el Gobierno los socialistas, que allá se llaman laboristas. Tenían un completo plan de Gobierno para controlarlo todo. Pero, como habían ganado el poder en un país democrático, sus planes no funcionaron, porque la gente se comportó de la manera que más le convenía y no de la que estipulaban los planes socialistas. Éstos fracasaron y los laboristas pronto perdieron el poder a manos de los conservadores. Con los años entendieron y dejaron a un lado sus planes quinquenales y basura parecida, adaptándose a la economía de libre mercado, con Tony Blair, pero no fue suficiente, porque han vuelto a Gobernar los conservadores. Está pasando en todas partes. Hasta en Suecia, que fuera el paradigma del “socialismo democrático”, se ha abandonado el “Estado de Bienestar” y Gobierna la derecha.


      La comparación con Gran Bretaña me la sugirió una medida socialista, el ranking de notas, que está fracasando porque cada vez más alumnos se cambian de colegios buenos a colegios peores para mejorar su ranking y así facilitar su ingreso a la universidad. Están desarticulando a los mejores colegios. Si hubiera educación libre, no habría una prueba Estatal para entrar a la universidad, sino que cada una resolvería por sí misma a quién admitir.


      Pues la asociación de ideas con el caso británico provino de que recordé mis visitas a la Embajada de Chile en Londres, una elegante mansión de ridículamente reducido frente y extenso fondo, cuya atrabiliaria arquitectura obedecía a una política socialista de comienzos del siglo XX que gravaba con impuestos a las viviendas de acuerdo al metraje de su frente. Las nuevas edificaciones entonces se adaptaron, se construyeron ridículamente angostas y pagaron menos impuesto territorial.


      Todos los notorios fracasos del socialismo han sido profusamente publicados en el mundo civilizado, pero como acá la gran mayoría no entiende lo que lee y por tanto no lo sabe, votó masivamente por “el otro modelo”, que es el socialista. Y Michelle 3.0, que es la verdadera Michelle, porque la 2.0 de 2006-10 era tímida y se entregó en manos de gente “que sabía mejor”, ahora, en 2014-18 se ha creído el cuento y atiende a su corazoncito, que siempre ha estado muy, pero muy a la izquierda, junto al de Eyzaguirre. Y entonces está desarticulando el país.


      Hasta Pancho Vidal se está dando cuenta. Hay un indicio en su columna de ayer en “El Mercurio”, cuando dice que las grandes empresas son sólo el uno por ciento del total, pero producen el 84 por ciento de los bienes de consumo. Y hasta habla de la “locomotora que tira el carro”, expresión que yo he usado tantas veces para señalar que si usted dispara contra la locomotora se detendrá todo el convoy. Es que cuando usted concentra el fuego en ese uno por ciento, está amenazando al 84 por ciento del consumo. Y a un porcentaje parecido, si es que no mayor, de la inversión.


      Ayer, también en “El Mercurio”, el economista Sergio Urzúa comenta la gran caída que han experimentado, suprema ironía, las importaciones de retroexcavadoras, como parte de la disminución de las importaciones de bienes de  capital.


      En una reunión  reservada oí a un experto tributario de la Concertación expresar su certeza de que la Reforma Tributaria es tan compleja que simplemente no puede funcionar; y que si se aprueba tal como está, ya hay numerosos especialistas estudiando la manera de eludir sus impactos. Pero la incertidumbre que ha generado es inmensa.


      Conozco inversionistas que, simplemente, dirigen sus capitales a países más benévolos con las empresas, como Colombia, México y Perú. El capital es así y por eso existe. Si no se comportara de esa manera ya habría caído por completo en manos de Gobiernos socialistas. Y se aleja hasta de los que no son tales, cuando lo gravan en demasía. Leí al pasar en el diario que un importante conglomerado norteamericano está trasladando sus instalaciones a Canadá, donde los impuestos son más bajos.


      Y no es sólo un problema tributario. Viene un nuevo Sernac empoderado, que les hará más difíciles las condiciones a las empresas. Viene una Reforma Laboral que hará más costosa la mano de obra y aumentará la conflictividad sindical. Todavía no se tranquilizan las aguas en la industria de la salud privada, tras el choque de opiniones entre las autoridades del sector que dejan entrever la reestatización del sistema y las que niegan que ello vaya a suceder.


      En el sector previsional nadie sabe qué significará la existencia de una AFP estatal. En la agricultura, la minería y la energía tampoco nadie sabe qué alcances tendrá la reestatización de los derechos de agua.

      En la educación, que a su vez es una importante industria, ya la persecución contra el lucro detuvo mucha inversión privada en nuevos planteles de todo nivel y acarreó enormes pérdidas de capital a los nacionales y extranjeros que habían aventurado el suyo en la enseñanza superior.


      Hasta la impunidad de los terroristas que ponen bombas ha tenido consecuencias económicas, pues a raíz de ella y de la renuencia a aplicar la Ley Antiterrorista los atentados han menudeado, generando advertencias en otros países a los turistas que se dispongan a visitar Chile, lo cual repercutirá en la industria del turismo.


      El conjunto de todas esas amenazas al patrimonio privado y de la incertidumbre que generan ha llevado a una fuerte devaluación de la moneda, que sólo puede explicarse en esa magnitud por la falta de seguridad en el futuro de la economía chilena.


      El Gobierno que ha provocado todo eso contribuye a agravar la escasez y en encarecimiento de la electricidad deteniendo el principal proyecto de generación de energía hidroeléctrica no contaminante y barata. Ha declarado que no lo dejará siquiera iniciarse durante su período.


      Y como corolario, casi buscando un seguro para convencer a todo el mundo de que la incertidumbre “va” y cualquier cosa puede suceder en Chile, anuncia una Reforma Constitucional acerca de la cual hay una sola certeza (supongo que esto no lo discutirá nadie): que tras ella será mucho más fácil privar a cualquiera de su propiedad privada, por simple mayoría. Porque ése ha sido siempre el anhelo de todo socialismo de verdad.


      Salvo los mil días de Allende, nunca había visto en el país una política tan amplia y metódica de desarticulación de la confianza de los emprendedores y de las bases del progreso nacional en libertad.

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