Política y Políticos:
La más elemental prudencia aconseja que en todas las actividades se haga una detención, que nos permita analizar el estado de avance de nuestro proyecto, aterrizarlo a las realidades y estructurar las modificaciones que permitan llevar a buen puerto lo que se ha proyectado o lo que se ha prometido a la ciudadanía.
Creemos que la clase política, debe hacer una detención obligada, que les permita visualizar la realidad que vive el país, los resultados de las políticas aplicadas por el Ejecutivo, y cohonestadas por los otros Poderes del Estado, que nos llevan irremisiblemente al enfrentamiento y la injusticia.
La detención permitiría detectar que las políticas públicas están mal aspectadas, que la inversión social mal focalizada, los incentivos mal dirigidos, los impuestos convertidos en una carga paralizante, las bajas rentas un freno al desarrollo, y la creciente injusticia, una derrota de todos.
Creemos que ha llegado la hora de que se derriben los mitos. La derecha económica está con y en el Gobierno, es la única manera de mantener sus privilegios. Los grandes millonarios son cercanos a la concertación, como el fallecido Angelinni, Q.E.P.D., y tantos otros multimillonarios.
La izquierda no defiende a los más humildes, más bien al revés los mantiene pobres con un IVA escandaloso, además de hacerlos pagar el oneroso impuesto de la precariedad laboral, una salud cara y mala, una educación que perpetúa la miseria de los más humildes y una protección social inexistente en la realidad.
Trabajo y Trabajadores:
Por más que el Gobierno se esmere en mostrarnos cifras positivas, el desempleo o el sub-empleo son un flagelo que mantiene a los trabajadores inermes y les obliga a aceptar todo tipo de inequidades.
Las políticas antisindicales de la gran empresa, sumado a la falta de interés del oficialismo por fomentar la asociatividad de los trabajadores, que así son pasto fértil para la demagogia de sectores populistas agrupados en el oficialismo, y carecen de fuerza para exigir trabajo decente y remuneraciones éticas.
Por lo anterior, y como una manera de dar una clarinada a los mandatarios, es necesario que hoy los trabajadores hagan un paro que sea tranquilo, pero firme. La amenaza de perder la pega será permanente, mientras los asalariados no tengan la decisión y fuerza para imponer la Justicia.
Tal como han advertido los trabajadores agremiados, una inmensa minoría, las cosas pueden cambiar, pero, lamentablemente los cambios hay que forzarlos, pues ni los gobernantes, ni sus protegidos los grandes empresarios, tienen la voluntad necesaria para producir los cambios.
Las izquierdas no defienden al pueblo que dicen representar.
Es imprescindible forzar el cambio.
Hoy se inician las movilizaciones laborales por Justicia Social.
Chile se le para a la incapacidad oficial.
Chile de los 18 años concertacionistas se ha caracterizado por la ampliación de las brechas sociales, por la escasa creación de puestos de trabajo productivo, por una inversión oficial de escasa calidad, como lo prueban los resultados de la educación y la salud.
La realización de planes mal concebidos, como los de la Empresa de Ferrocarriles del Estado o el Transantiago, la escasa moralidad demostrada ha implicado una creciente corrupción en la administración pública.
Los permanentes “jarronazos” han implicado la pérdida de ingentes recursos financieros, la desmoralización de los emprendedores y han perpetuado las miserables condiciones de vida de los menos favorecidos.
La permanente falta de respeto a la ciudadanía, como la implementación del Transantiago o la construcción de viviendas enanas, han sido “tapadas” con una brutal prepotencia oficialista, sea la de Lagos que los hacía callar o la de Bachelet que no acepta las críticas.
La inseguridad pública se ha acrecentado a niveles “dantescos”, que han llevado a la gente honesta a vivir “prisioneros” en sus casas o trabajos, tras rejas, alarmas, muros, mientras la delincuencia se apodera de las ciudades.
Leyes absurdas, garantistas en extremo, y su aplicación por jueces “descriteriados”, dejan a la población inerme, convirtiéndola en rehenes de los cárteles de la droga y las mafias delictuales.
La justicia, además, es un virtual cómplice del Ejecutivo, asegurando una despiadada persecución a aquellos que debieron luchar contra el terrorismo, dejando impunes los evidentes actos de corrupción de la administración.
Chile merece tener autoridades decentes, capacitadas, honestas, que se dediquen a trabajar por el país, por el pueblo, cumpliendo, al menos con sus promesas, con sus publicitados afanes de servicio público.
A nosotros no nos preocupa que el próximo Gobierno esté encabezado por fulano (a) o zutano (a), lo que nos importa es que llegue a La Moneda gente que hable menos y haga más, trabajando por y para todos los chilenos, que en definitiva son sus patrones.
NOTA DE LA REDACCIÓN:
Como hemos venido avisando los últimos días, estamos publicando una edición “reducida” debido a los serios problemas de salud que afectan a nuestro director y Webmaster. Esperamos tener pronto la posibilidad de “subir” la edición completa que nos gustaría entregar.
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