Los arrebatos de Lagos, sobre todo cuándo es contrariado, se han transformado en la reacción permanente de este ex mandatario. Cuándo no tiene argumentos, lo que es cada vez más usual, recurre a “patear” la mesa y/o al tirar del mantel. Su soberbia, transformada en monumental, su egolatría, ya proverbial, y su petulancia, permanente, no le permiten reconocer que su gestión gubernamental fue muy mala. Eso, sin considerar la inmensa culpabilidad del personaje en la extrema corrupción que inoculó en el aparato estatal.
Lagos llegó al Gobierno con el apoyo de las esperanzas de un pueblo que creyó en sus promesas, declamadas con su excelente oratoria y palabrería, y un engañoso programa, que como era bastante esperable, terminó decepcionando a quienes confiaron en su palabra.
Mientras se mantuvo en La Moneda, con una monumental campaña comunicacional, mantuvo una alta popularidad, pero al dejar el poder, quedaron en evidencia todas las chapucerías y la frivolidad con que jugó con las necesidades de los más débiles.
Sus proyectos estrella como el puente del Canal Chacao ó el Transantiago dan cuenta de su impresionante incapacidad, mientras las casas enanas o las Chuby nos demuestran la falsedad de sus presuntos afanes sociales. Su insolencia habitual nos demuestran, de manera palmaria, su escasa compromiso con la democracia y su permanente siembra de odios manifiestan a las claras su falta de sentido de la Justicia.
La educación, la salud, los transportes, la inseguridad ciudadana, la desprotección social, la distribución de los ingresos, la falta de honestidad, la prepotencia son algunas de las herencias que dejó Ricardo Lagos, aunque la más grave, a nuestro juicio es la de haber “expropiado” los sueños de los trabajadores y de la Juventud. Crecer con igualdad, rezaba su eslogan, mientras solo hizo más poderosos a los ricos.
La impronta de los puentes que se caen, de los Ferrocarriles que no funcionan, de la justicia que no se aplica, de los aeropuertos que se hunden o de las pavimentaciones que duran una semana, del reemplazo de las obras por las palabras ha quedado grabada en las mentes de nuestro pueblo, que esperamos esta vez no vuelva a hacer gala de esa mala memoria que tradicionalmente nos ha caracterizado.
El fatuo Ricardo Lagos Escobar realizó una de las peores gestiones públicas de que tenga memoria nuestra historia republicana, con el agravante de tener un estado lleno de dinero, para terminar con todo a medio hacer o mal hecho.
Para nuestra forma de ver las cosas, Lagos fue una estafa, en continuo engaño, u usurpador de la voluntad ciudadana, un verdadero “encantador” de serpientes, que vendió al país una muy mala pomada. Lagos no necesita ser desprestigiado, como el dice, su regencia del poder público lo desprestigió.
Lagos llegó al Gobierno con el apoyo de las esperanzas de un pueblo que creyó en sus promesas, declamadas con su excelente oratoria y palabrería, y un engañoso programa, que como era bastante esperable, terminó decepcionando a quienes confiaron en su palabra.
Mientras se mantuvo en La Moneda, con una monumental campaña comunicacional, mantuvo una alta popularidad, pero al dejar el poder, quedaron en evidencia todas las chapucerías y la frivolidad con que jugó con las necesidades de los más débiles.
Sus proyectos estrella como el puente del Canal Chacao ó el Transantiago dan cuenta de su impresionante incapacidad, mientras las casas enanas o las Chuby nos demuestran la falsedad de sus presuntos afanes sociales. Su insolencia habitual nos demuestran, de manera palmaria, su escasa compromiso con la democracia y su permanente siembra de odios manifiestan a las claras su falta de sentido de la Justicia.
La educación, la salud, los transportes, la inseguridad ciudadana, la desprotección social, la distribución de los ingresos, la falta de honestidad, la prepotencia son algunas de las herencias que dejó Ricardo Lagos, aunque la más grave, a nuestro juicio es la de haber “expropiado” los sueños de los trabajadores y de la Juventud. Crecer con igualdad, rezaba su eslogan, mientras solo hizo más poderosos a los ricos.
La impronta de los puentes que se caen, de los Ferrocarriles que no funcionan, de la justicia que no se aplica, de los aeropuertos que se hunden o de las pavimentaciones que duran una semana, del reemplazo de las obras por las palabras ha quedado grabada en las mentes de nuestro pueblo, que esperamos esta vez no vuelva a hacer gala de esa mala memoria que tradicionalmente nos ha caracterizado.
El fatuo Ricardo Lagos Escobar realizó una de las peores gestiones públicas de que tenga memoria nuestra historia republicana, con el agravante de tener un estado lleno de dinero, para terminar con todo a medio hacer o mal hecho.
Para nuestra forma de ver las cosas, Lagos fue una estafa, en continuo engaño, u usurpador de la voluntad ciudadana, un verdadero “encantador” de serpientes, que vendió al país una muy mala pomada. Lagos no necesita ser desprestigiado, como el dice, su regencia del poder público lo desprestigió.
LAGOS ES LA CONCERTACIÓN,
LA CONCERTACIÓN ES INCAPACIDAD.
Nota adicional de la Redacción: En el proceso de corrupción han quedado a lo menos 5 personas muertas, lo que grafica la falsía de su defensa de los derechos humanos, entre ellos el suicida contador de la Universidad de Chile, Sr. Figueroa, Q.E.P.D., que se habría auto descuartizado.
Nota adicional de la Redacción: En el proceso de corrupción han quedado a lo menos 5 personas muertas, lo que grafica la falsía de su defensa de los derechos humanos, entre ellos el suicida contador de la Universidad de Chile, Sr. Figueroa, Q.E.P.D., que se habría auto descuartizado.
Imagen tomada de una página amiga, texto de www.reaccionchilena.cl
1 comentario:
Clara descripciòn de la personalidad del ex presidente, su soberbia e incapacidad.
La unica duda que me queda es sobre los muertos, 5, porque la prensa poco ha informado al respecto
Carlos Carvajal.
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