martes, febrero 27, 2007

Sobre el “presunto” asesinato de Eduardo Frei Montalva.


(Fotografía de ex Presidente Eduardo Frei Montalva, tomada de Revista Icarito)
Muchas veces nos hemos referido a las extrañas actuaciones de la familia Frei Ruiz-Tagle con relación a las presunciones, que tienen sólo ellos, de que su padre, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, pudiese haber sido asesinado aplicándole gas mostaza.

Las declaraciones de los médicos y paramédicos que participaron en la intervención quirúrgica no permiten las sospechas. El informe del FBI, Federal Bureau of Investigation , de los Estados Unidos, no encuentra ninguna prueba que pueda avalar las sospechas familiares.

Hace unos días, uno de los abogados de la familia aseguró que existe un informe de una Universidad Europea que informaría de la presencia de rastros del químico en los restos mortales del ex gobernante. Esta versión fue tajantemente desmentida por la Ministro (s) Dobra Luksic, quien informó a la opinión pública que el único informe que rola en el proceso es el del FBI.

Desde que doña Carmen Frei comenzó a expresar sus “dudas”, curiosamente a pocos días de un proceso electoral que se veía con pocas expectativas para la Senador, a lo que se sumó, posteriormente “Lalito”, con la expectativa de volver a tener protagonismo, hemos manifestado que nos asquea el uso político que algunos han dado a los cadáveres de sus familias y reclamado por las abusivas acusaciones que se lanzan, de manera constante, con el afán de obtener dividendos políticos por parte de algunos y económicos por parte de otros.

Comprendemos el dolor de la familia de cualesquier persona que haya fallecido, pero consideramos irresponsable e inaceptable el aprovechamiento con afanes electorales de aquello que sin duda es una tragedia familiar.

La Democracia Cristiana y la familia del extinto Frei Montalva deben entender que no es posible esconder a la opinión del pueblo su inconsecuente alianza con aquellos a los que ayudaron a derrocar el 73, ni que es factible ocultar tanta incapacidad y corrupción “inventando” un crimen donde no existe.

Resulta sorprendente que estas versiones, o presuntas pruebas del ilícito, aparecen cuándo el Partido se encuentra en incómoda situación electoral, cuando los procesos electorales se ven poco propicios o cuando hay que ocultar actos de superlativa incapacidad o extrema corruptela.

Chile no merece argumentaciones de tan baja categoría, ni mucho menos el uso de los sentimientos humanitarios, para obtener beneficios personales o de grupo. Chile requiere de sus dirigentes seriedad, prestancia y capacidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

como para pensar